LA crisis ha llegado a un punto realmente dramático. Cada persona es un mundo y su historia, en algunos casos, es para ponerse a llorar y no parar, aunque algunos utilicen la picaresca para buscar la manera de salir hacia delante. La cuestión es que los recortes están llegando, también, a los chorizos que, a falta de medios, recurren a soluciones tan drásticas como sorpresivas. Para muestra un botón. En Lepe atracaron una gasolinera armados de piedras de gran tamaño y se marcharon a pie para perderse por las calles de la población. Ya no hay armas ni vehículos de gran cilindrada. El choriceo es fiel reflejo de la magnitud de la crisis. No hay ni para hacer un robo como mandan los cánones de la tradición de los grandes cacos. Si no fuera grave el hecho sería para hacer una película de los Hermanos Marx para poner al mal tiempo buena cara. La España de los recortes y subidas de impuestos sin freno tiene ya un brote verde. A pedradas.