Yo soy tu padre

Tener hijos es fácil, criarlos, educarlos, acompañarlos y amarlos, es la parte heavy. Rock and roll.

Un padre con su hija.

Un padre con su hija. / Sergio Camacho

Pues resulta que hoy es el día del padre, una celebración entroncada con la tradición cristiana y que se hace coincidir con la onomástica de José, San José. Habrá quien vea paradójico eso de que la celebración de la paternidad se enlace con alguien conocido por haber sido sustituido por una paloma, pero a mí me parece que engrandece el concepto. Porque inseminar es algo que hace hasta el más simple de los seres, pero ser padre es otra cosa. Tener hijos es fácil, criarlos, educarlos, acompañarlos y amarlos, es la parte heavy. Rock and roll. Además, con el vínculo quitado de la gestación, que sin dudas hace y marca. Durante un tiempo, cuando me preguntaban qué era yo respondía sin demora: padre. Un oficio. Tiempo completo. Reconozco que me costó habituarme. Años. Y aún en proceso. Pero hoy lo celebro.

Ser padre me ha hecho disfrutar de otro modo los viajes. Hacer de las tardes un lugar para el encuentro en los paseos. Ver cómo se modifica una vida, avanza, muta. Compartir el gusto por el cine a mediodía los fines de semana. Las cenas rutinarias de los viernes por la noche. Envolver el bocadillo de las mañanas. La tostada de pan sin tostar. La línea del fuera de juego. Triturar bien las verduras para hacerlas invisibles a la queja. El dulce alboroto. El beso de buenas noches. Arropar en las madrugadas. Esperar con pulsión un diagnóstico ajeno. Una excusa para mostrar mi pasado y revivirlo por sus ojos. Y, por qué no decirlo, ser padre me ha hecho reflexionar y tomar mejor conciencia de lo que es ser hijo. Esos hilos invisibles.

No sé qué me deparará este día, como desconozco el augurio de los otros. Quizás un dibujo, alguna manualidad imaginativa, una piedra pintada, o una taza con frase distintiva. O alguna camiseta que aluda a nuestra saga fílmica favorita, de la que reproducimos diálogos y escenas, con las siluetas de la estirpe de la familia y su fuerza acompañándonos. Ya el macarrón pasó de moda en las manualidades escolares, como el cenicero de barro. Cualquier detalle lo recibiré con entusiasmo. Una ofrenda. Me siento aprendiz, aprendiz de padre. Como sigo siendo aprendiz de hijo. Por suerte, en ese camino del aprendizaje se admiten los errores. Los remiendos del cariño todo lo pueden. errores. Los remiendos del cariño todo lo pueden. Así, que a todas las Josefa y las María José, a todos los José y los Pepe, y a todos los padres, de la condición que sean, felicidades.

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