El proyecto a largo plazo que puso en práctica el Recreativo el pasado verano, de ahí la contratación de futuro de Oscar Arias como gestor del mismo bajo el mandato de Jesús Vázquez, se ha topado con el asentamiento del bienestar rápido al asegurar una base de estabilidad de recién ascendido a Primera Federación que con la llegada de la obtención de resultados positivos no esperados que dio un vuelvo a la imaginación por llegar pronto con poder al playoff marcando una distancia de siete puntos sobre el sexto, Intercity, al cierre de la primera vuelta, pese a no disponer de los cimientos del reto presente.

La segunda vuelta (dos victorias en ocho partidos y nueve puntos) deja entrever que si todos queremos más, el equipo también requiere de una andamiaje sostenible para poder crecer en la misma medida que las exigencias. Y esa estructura desde la que se organiza y se configura una plantilla de conseguir un deseo tan vehemente de quedar en el grupo de favoritos deja abierta las opciones en todos los apartados, es decir, desde la defensa a ultranza del quinto puesto (11 jornadas seguidas) hasta no resistir el acoso de los perseguidores. Y en ocasiones hay que juzgar con cabeza tras un solo triunfo en las últimas cinco jornadas.

El Recreativo está señalado, pese a figurar entre los destacados, siendo todos conscientes en el juicio de valores de que no dispone de un armazón de equilibrio que le ampare hasta el final cuando el equipo atraviesa una bajada de tensión y sufre por la falta de intensidad entre líneas que le aleja de su mejor rendimiento con la rémora sin ganar fuera en la segunda vuelta, cuatro derrotas y un empate. Y se disputa una liguilla de playoff por el quinto puesto donde el partido en Antequera decide más allá del beneficio deportivo por reivindicar una reacción esperada con las secuelas de una reciente rivalidad. El Recreativo espera un cambio positivo de dinámica ante la presión.