Antonio Carrasco

ancarrasco@huelvainformacion.es

El mensaje de María Luisa

Reconozcamos que a veces nosotros mismos nos hacemos trampas al solitario con las mascarillas

El teléfono de la redacción es un repiqueteo constante durante la mayor parte del día. Llaman suscriptores por alguna incidencia en el reparto, personas interesadas en publicar un anuncio o para confirmar la recepción de alguna nota, medios nacionales pidiendo permiso para publicar un vídeo curioso y mil historias. También llaman vecinos que quieren denunciar situaciones que observan en sus barrios, que critican una información que hemos dado o que nos piden que cubramos tal cosa. Hay incluso algún despistado de fuera que confunde Huelva Información con el punto de información de la ciudad y pide una dirección o el horario de algunas visitas. En la medida de lo posible siempre se atiende y se ayude a todo el que llama. Forma parte de la rutina diaria en la redacción.

Hace unos días por la mañana el teléfono sonó como siempre, pero al otro lado estaba María Luisa, una señora de 84 años y vecina de la calle Puerto, por las indicaciones que dio. La mujer quería denunciar la responsabilidad de todos nosotros en la expansión del Covid-19. Razonaba que detrás de los datos alarmantes de España -afortunadamente en Huelva seguimos siendo de los menos afectados- radicaba un problema de fondo social: nuestra falta de educación cívica. El virus vuela, está en el ambiente y todos corremos el riesgo de contagiarnos desde el mismo momento que arrancamos nuestra jornada, pero la cuestión que planteaba María Luisa era si estábamos haciendo todo lo posible para contenerlo. Contaba sus observaciones diarias a personas en La Palmera sin mascarillas, niños con juguetes que terminan rodando por el suelo o las personas que pasan haciendo deporte casi en contacto con quienes en ese momento se encuentran en tan céntrico espacio.

Decía María Luisa que tenemos un problema de educación, que el primer paso para contener a la pandemia lo debemos dar cada uno de nosotros en nuestro ámbito privado. Limpieza, respeto por los demás y sobre todo el cumplimiento íntegro de las medidas sanitarias más allá de la apariencia por evitar las sanciones o cuando nos miran. Reconozcamos que a veces nos hacemos trampas al solitario con las mascarillas. Reclamaba María Luisa un esfuerzo de todos por transmitir el mensaje. Si todos cumplimos, será mucho más fácil.

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