Ahí no cabe pedir responsabilidades a los demás, cuando se trata un error propio. La imagen de los padres amontonados en las puertas de los colegios sin guardar la distancia de seguridad o tratando de llevar a sus hijos hasta el mismo interior del centro si es posible demuestra que junto a las medidas de control externas es fundamental la propia concienciación personal. Si a los niños les pedimos que actúen como adultos en sus relaciones personales, los adultos deberían no hacerlo como niños cuando les toca a ellos.

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