¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
El título me ha recordado el libro de relatos de Juan Rulfo, “El llano en llamas” (1953), que junto a “Pedro Páramo” (1956), constituyen, lo más notable de la literatura mexicana, una de las más destacadas muestras del llamado realismo mágico en sus más lúcidas expresiones. Textos imprescindibles para un lector versado y riguroso. Aunque no tenga que ver con el espinoso tema que tratamos, el relato de Rulfo, premio Príncipe de Asturias de las Letras 1983, nos muestra al narrador de unos hechos crueles e inmorales que no juzga ni emite ningún sentimiento. Todo lo contrario que aquí por parte de aquellos que se convierten en jueces sin entrar en el fondo de los hechos, sus causas y consecuencias. O tratando de rehuir tan trágico problema solapando con soluciones disuasorias su incompetente, tardía reacción y la aportación de soluciones rápidas y eficaces.
Así es cuando escribimos estas líneas: entre llamas que no se apagan y cenizas que cubren territorios antes ubérrimos, umbrosos, fragantes, verdes y deslumbrantes. Es el terrible resultado del abandono de los montes, de los campos, del ámbito rural que se quiere soslayar con una emergencia climática y un debate bronco, absurdo e inútil, donde las ideologías, disparatadas algunas, se imponen al pragmatismo más resolutivo. Con el presidente al frente, en apariciones retardadas, insulsas y propuestas a modo de cortinas de humo que más parecen una desbandada y poner tierra de por medio en lugar de abordar con decisión, primero la extinción de los incendios y después las soluciones prácticas para evitar el origen del fuego. El Gobierno es el primer responsable de esta penosa situación y no puede, con la colaboración de sus medios informativos afines, utilizarla como arma política para atacar a la oposición.
Cuando el Tribunal de Cuentas de la UE afirma que las Comunidades Autónoma previenen más incendios que el Estado y llevan tres años esperando a que el Gobierno apruebe unas directrices comunes para los planes contra incendios, en otro tardío alarde de improvisación, Sánchez propone la creación de una “comisión del cambio climático” que ya existe desde 2011, reestablecida en 2018. Una evidencia más del fracaso de este gobierno autoproclamado de “coalición progresista”.
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