La otra orilla

VÍCTOR RODRÍGUEZ

No importa

A estas alturas del año llegamos con las energías justas, hartos de contar tanta desgracia, tanta enfermedad y muerte. Algunos parecen que han entendido que el hartazgo y miedo generalizado es el momento oportuno para colar de soslayo decisiones que en otro tiempo podrían haber tenido más contestación. Dado que fallan las fuerzas, hay que ser inteligentes y administrarlas bien. En Huelva históricamente han existido dos iniciativas que han servido para poco o nada: las manifestaciones desde la Plaza del antiguo Estadio Colombino hasta la Plaza de las Monjas y las mesas participativas. La excepción de esta regla la tenemos en la manifestación del Tres de marzo por la universidad, que se benefició de un clima favorable en muchos contextos, todas las demás, nada de nada. Ha habido manifestaciones por la sanidad pública, las condiciones dignas de los temporeros, las mejoras en infraestructuras y transportes, contra la guerra y el terrorismo, contra el vertedero de Nerva. ¿Se ha conseguido algo? Nada.

Aún recuerdo cuando se constituyó la mesa de los fosfoyesos y Fertiberia, su principal protagonista, se levantó, de esto hace ya cuatro años, alegando que su proyecto había sido aprobado por el Ministerio y punto. Estamos en 2020 y todo ha ocurrido según lo previsto por la empresa, mientras, la mesa sigue dando vueltas y pidiendo financiación para elaborar un plan alternativo. ¡Qué no hay plan alternativo! Algunos no se han enterado aún, incluso militando en el partido que gobierna en coalición en España y que ha sido el que le ha dado el visto bueno a Fertiberia. Pasó otra vez la oportunidad y todos sufriremos las consecuencias, especialmente las generaciones futuras.

Respecto al vertedero de Nerva, pues no hay mucho más, que se está convirtiendo en la cloaca de Europa (comunitaria y no comunitaria, da igual), ya saben, la mierda atrae a la mierda y desde luego a pocos les importa, salvo a los de aquí que, claramente tampoco le importamos a nadie.

La única manera de protestar es cambiar las leyes, presupuestos y decisiones políticas en los centros de decisión. A eso se deberían estar dedicando su liberada y pagada dedicación nuestros representantes, todo lo demás es una absoluta falta de tiempo. Plántense en los despachos de moqueta y no se vayan hasta que reciban una respuesta justa, solidaria y ecológica para Huelva. ¿A quién representan? A nosotros, no, pero no importa.

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