tiempo de academia

Sixto Romero Sánchez

Presidente de la Academia Iberoamericana de la Rábida

¿Qué impacto supondría otro año de interrupción escolar? (I)

Ante la nueva situación tan "cacareada" y anunciada por todos, porque sabíamos que otra ola iba a llegar, como las nuevas que llegarán si no remediamos de inmediato con contundencia lo que sabemos que podría suceder (esta es la ventaja frente al mes de marzo de 2020 que nos vimos "sorprendidos" ante lo que se avecinaba), gracias a esta sección de Tiempo de Academia permítame el lector que "levante mi voz" para hacer una reflexión, en varias entregas, sobre dos temas que nos tiene enormemente preocupados: a) con el primero (inquietud por parte, de las madres y padres, quiero pensar que también por las instituciones educativas) quiero dar mi opinión sobre el impacto de lo que podría ser otro año de interrupción escolar, si la situación no mejora; y b) como matemático y profesor universitario valorar, humildemente, la necesidad de la validez de un consorcio multidisciplinar que reúna más equipos y más laboratorios de excelencia, con el fin de coordinar investigaciones para hacer frente de manera acertada y definitiva a esta crisis brutal de salud vinculada a enfermedades infecciosas emergentes.

Aprecio en la medida que sea posible, como se ha tratado y se trata científicamente, la resolución del problema de la Covid-19, tal vez me equivoque, pero es que ha habido y hay un escaso acuerdo relativo a la generalidad del problema: ¿Qué cuenta como problema?, ¿qué tipos de problemas existen? y ¿qué constituye una verdadera y eficiente solución del problema? No es el momento de profundizar en la teoría en la que se fundamenta la taxonomía y distinción de problemas, para poder entender que es lo que está pasando. Al respecto, por ejemplo, recomiendo las interesantes lecturas del ensayo Progress and its Problems de Larry Laudan, y The Trouble with science de Robin Dunkar.

En esta entrega me referiré al primero: ¿Las niñas y niños podrían permitirse otro paréntesis escolar? Unicef advierte sobre esta cuestión, dando una respuesta contundente.

El pasado 12 de enero de 2021, en las páginas de ONU-Info en un artículo sobre Culture et Éducation, se puede leer la advertencia del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, que está preocupado por las consecuencias del cierre de escuelas en medio de la pandemia del nuevo coronavirus que está entrando en su segundo año. "… Ahora que entramos en el segundo año de la pandemia de Covid-19 y los casos continúan aumentando vertiginosamente en todo el mundo, no se deben escatimar esfuerzos para mantener los colegios y las escuelas abiertas o para priorizar la escolarización en ellas..." (sic), dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de Unicef, en un comunicado. Escalofriantes cifras, según la agencia de la ONU, se esperan: "…el número de niños no escolarizados aumentará en 24 millones, a un nivel que no se ha visto en años y por el que hemos luchado tan duro…".

Según Unicef, las escuelas no son el principal impulsor del coronavirus en los niños. "…A pesar de la abrumadora evidencia de la conmoción que ha supuesto el cierre de escuelas en los niños, y a pesar de la creciente evidencia de que no son las causas de la pandemia, demasiados países han optado por mantenerlas cerradas, y algunos durante casi un año… ".

La agencia de la ONU recordó que la evaluación del riesgo de transmisión a nivel local debe ser un factor determinante en las decisiones relativas al funcionamiento de las escuelas. Unicef que trabaja en algunos de los lugares más difíciles y más desfavorecidos del mundo, con la idea de construir un mundo mejor para todos, también cree que los cierres de escuelas en todos los países deben, por lo tanto, evitarse cuando sea posible.

Como profano en materia sanitaria, pero en calidad de educador y profesional de la enseñanza desde hace más de cuatro décadas, estoy convencido, a las pruebas nos podemos remitir, y por ello coincido plenamente con Henrietta Fore, al afirmar que los niveles de transmisión en la comunidad son altos, cuando los sistemas de salud están bajo una presión extrema y cuando el cierre de escuelas se considera inevitable, se deben implementar acertadas, rigurosas y consensuadas medidas de prevención (¡la ciudadanía de nuestro país no puede aguantar más el desaguisado actual!).

Los cierres de escuelas deben ser una medida de último recurso. En caso de cierre, los colegios deben estar entre "…los primeros en reabrir tan pronto como las autoridades comiencen a levantar las restricciones. Si los niños se deben enfrentar a un año más de cierre de escuelas, los efectos se sentirán en las generaciones venideras…", advirtió la Directora Ejecutiva de Unicef. Sobre todo, porque el costo del cierre de escuelas, que, en el apogeo de la pandemia, afectó al 90% de los estudiantes en todo el mundo y dejó a más de un tercio de los escolares sin acceso a la educación a distancia, ha sido devastador.

La capacidad de los niños para leer, escribir y hacer matemáticas básicas se ha visto afectada y las habilidades que necesitan para prosperar en la economía del siglo XXI han disminuido.

¡Los más vulnerables entre ellos serán los más afectados!

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