Enhebrando

Manuel González Mairena

La hora del test

Un test que te salva de la sospecha, sopla y derriba como el lobo la casita de la duda. Ojalá fuera así, literalmente así

Una fiebre, nunca mejor dicho, se está dando estos días por acumular en casa ese test que detecta si uno es positivo o negativo. Sube de precio y se sigue agotando en las farmacias. Sin lugar a dudas, el top ventas de estas navidades. Quizá su éxito estriba en su sencillo uso, apto para todos los públicos. Una varilla terminada en un algodón sintético que se introduce por los orificios nasales a voluntad. Hay quien se ha reiniciado a las funciones de usuario y quienes directamente se han hecho una ligera biopsia del cerebro. Frotar, lo importante es frotar: limpia, fija y da escozor. Y que nadie olvide vaciar previamente de mucosidades la nariz u obtendremos una muestra viscosa. Esta varilla, una vez impregnada, se sumerge en un tubito con algo de líquido durante el tiempo indicado por el fabricante y se escurre la almohadilla antes de retirarla por completo. Tras esto, se cierra el precipitado y se vierte sobre la ficha de testeo, por el aro para encestar gotas. El número de gotas necesarias también varía según el modelo, pueden ser tres, cuatro, ... Después toca esperar lo que viene siendo medio Rosario a velocidad ecuménica, o, en su defecto, unos quince minutos. Se comprueba que todo el mecanismo funciona correctamente al activarse la marca con una letra C, de control, y a esperar si aparece la segunda línea roja, ese Rubicón de antígenos.

Un test que nos dice si podemos abrazarnos, ir a casa de la suegra o salir tranquilamente a la calle. Un test que te salva de la sospecha, sopla y derriba como el lobo la casita de la duda. Ojalá fuera así, literalmente así. La ciencia debería avanzar en eso, un test que diga adelante o stop en las facetas de la vida. Unas gotas mezcladas con el raspado nasal que resolvieran como en una bola de cristal, o en un tarot farmacéutico, qué pasos seguir dando. ¿BETA o VHS? ¿Merecerá la pena tal o cual chica/chico? ¿Qué camino académico es el más conveniente? Atinaríamos directamente con nuestro destino vacacional. Tantas noches descubriríamos si es el momento de volver a casa o seguir de fiesta. En lo laboral, ayudaría a tomar esas decisiones cuando los caminos se bifurcan. Ojalá. Puede que la vida se reduzca a esto, a pintar el trazado de nuestro propio laberinto. Optar, elegir y descartar, qué difícil; acudiría puntualmente, a las cinco de la tarde, a ese oráculo de hisopo para despejar incógnitas. Cualquier ayuda es poca, pero, hasta que el invento llegue, seguiremos lidiando al minotauro.

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