Crónica Personal

La eutanasia

No es de recibo acusar de radicales y antidemócratas a quienes están en contra de la eutanasia

España será uno de los pocos países europeos con ley de eutanasia, que hasta ahora sólo tenía el antiguo Benelux, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. El PSOE presentó un proyecto cuando estaba en la oposición, y ahora lo ha sacado adelante gracias al empeño de Iglesias, que ha vuelto a imponer las iniciativas que figuraban en su programa y en el pacto de coalición.

La polémica sobre la eutanasia tiene unas connotaciones morales que van más allá del debate político, social y económico. También como sucede con el aborto, la energía y convicción con las que detractores y defensores tratan de justificar su criterio no logran nunca llevar al adversario a su terreno, las posiciones son inamovibles. La izquierda siempre la ha vinculado al derecho de los ciudadanos a decidir sobre su cuerpo, y la derecha la ha vinculado al asesinato.

En España existe la posibilidad del testamento vital, que permite renunciar a tratamiento médico en situación de enfermedad en fase terminal e irreversible que causa además gran sufrimiento, así como renunciar a tratamientos que no curan. El cambio respecto a la eutanasia es que el proyecto recién aprobado permite asistencia para que pueda morir quien no se encuentre en condiciones de quitarse la vida por sí misma. La nueva ley evitará que quien ayude a morir a alguien no incurra en un delito penal.

La persona que no encuentra más salida que el suicidio se encuentra en una situación límite; a su entender sin más salida que quitarse la vida o pedir que alguien le ayude a quitársela. Para esas situaciones límite es para lo que está el testamento vital, y quizá, antes de aprobar esta ley de eutanasia que va a provocar un debate social denso, virulento, triste, en el que saldrá lo peor de cada partido político, valdría la pena profundizar en la divulgación de que existe un instrumento legal, que no todos los españoles conocen, para enfrentarse a la enfermedad cruel y sin remedio.

No es de recibo acusar de radicales y antidemócratas a quienes están en contra de la eutanasia, ni siquiera es un derecho que reconozcan países que son ejemplo de democracia, empezando por los de nuestro entorno. Y cabría preguntarse por qué se elige este momento para llevarla al Parlamento ¿Era tan importante aprobar una ley que provoca tanta polémica, cuando se necesitan iniciativas parlamentarias que palíen la devastación en que se encuentra el país? Da la impresión de que al binomio Sánchez-Iglesias le interesaba colocar en el mismo plano a Casado y Abascal para mantener así su estrategia de un PP ultra que defiende lo mismo que Vox.

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