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Huelva/ESTA semana se ha celebrado en Sevilla el Salón Internacional de la Minería Metálica, evento bianual que este año ha elevado su participación a niveles no vistos antes. Tres grandes pabellones en Fibes se han llenado de expositores de empresas y entidades, compañías de primer orden con un gran peso internacional, aunque con un núcleo regional muy importante, que, de hecho, es el que da fundamento a este evento organizado por la asociación de empresas del sector, Aminer.
Hablar de minería metálica en Andalucía es hablar de Huelva ahora mismo. Aunque hay proyectos en desarrollo en otras provincias, la producción actual, su volumen y la proyección que tienen las investigaciones y prospecciones en la Faja Pirítica, le colocan indiscutiblemente en una posición preferente.
Huelva es un enclave único para España por sus reservas de minerales críticos, fundamentales para la independencia de Europa en materias primas y energéticas. Y ganará una importancia mayor si sale adelante solo una parte mínima de los permisos de investigación que se han concedido.
Quizá sólo por eso se reclama un protagonismo más visible de la provincia en foros como éste, alrededor de los que siempre es recurrente la aspiración provinciana de pretender su organización para Huelva sólo por este motivo. ¿Pero tiene la capital onubense dotaciones adecuadas para celebrar un salón internacional de este tipo? La respuesta es sencilla: no.
No hablamos de capacidad organizativa, que parece fuera de duda, por ejemplo, con el Congreso Nacional de Hidrógeno Verde. Se trata de la infraestructura necesaria para garantizar la envergadura actual del MMH de Sevilla.
Es evidente que falta en Huelva un espacio como Fibes, con superficies amplias y funcionales, específicas para estos contenidos. Tampoco hay plazas hoteleras suficientes en la ciudad, que debe apoyarse constantemente en poblaciones de la costa para atender necesidades puntuales de congresos y otros eventos, con las incomodidades que eso supone. Porque tampoco hay un transporte versátil que favorezca las comunicaciones interiores y exteriores, muy dependientes siempre de medios ajenos, y que terminan jugando a favor de enclaves como Sevilla o el Algarve portugués, con mayor ventaja competitiva por rapidez, agilidad y acceso general.
¿Eso cierra las puertas de Huelva para cualquier proyecto ambicioso en este sentido? No tiene por qué. Al menos a medio plazo. Aunque para ello hay que ponerse a trabajar de inmediato.
Hay que definir a qué se aspira y qué se necesita en Huelva. Y planificarlo y desarrollarlo de manera ordenada. Lo que viene a ser el diseño de una estrategia. Y no hablamos solo de congresos. Esta necesidad es general en diferentes ámbitos en la provincia.
En minería, por ejemplo, ofreciendo una oferta integral que favorezca la llegada de nuevos inversores. Pero también el turismo es uno de ellos y, como dice el presidente de la Diputación, David Toscano, en una entrevista que hoy publicamos en Huelva Información, habría que moverse ya para crear un órgano operativo, una Mesa del Turismo en Huelva, con presencia de todos los agentes implicados, investigadores y administraciones, y definir el modelo hacia el que debe enfocarse el sector.
Debe tener en cuenta para eso su realidad actual, sus recursos, sus potencialidades, sus ventajas diferenciales y las opciones que se abrirán, según se realicen inversiones de distinto calado.
La organización de grandes eventos, como congresos y ferias, es sólo una pata. Como también el diseño de productos para la llegada de cruceros urbanos de alto poder adquisitivo, que también se ha tratado esta semana. O la oferta de naturaleza, la gastronomía, el turismo industrial (Riotinto marca el rumbo con la minería), el deportivo, el histórico, el patrimonial, el cultural. Y mejor, el apoyo en las grandes marcas de que dispone Huelva, imbatibles y envidiadas fuera, como son Jabugo, Doñana, Tartesos, El Rocío e incluso Riotinto.
Huelva tiene ante sí un futuro esperanzador en el turismo, sector que todavía tiene por sacar todo el partido a la provincia como destino. Y eso tampoco implica un desembarco masivo y descontrolado de visitantes.
Es posible hacer un desarrollo controlado y responsable, una expansión contenida, gestionada hacia la sostenibilidad en todos los órdenes. Huelva cuenta con la ventaja de ver la experiencia de otros destinos para no repetir los mismos errores y diferenciarse. Y captar público, precisamente, por diferenciarse de la masificación de la que ahora tantos huyen cuando viajan. Sobre todo los que más capacidad tienen para gastar por disfrutar de una oferta única y exclusiva, como la que aquí puede haber todo el año, sin estar anclados a la estacionalidad estival.
Eso, hay que insistir, se debe conseguir con una planificación sensata y consensuada. En turismo pero también en la minería, la industria, la cultura o la agricultura. Como se intenta hacer de un modo transversal con las inversiones en infraestructuras que se demandan, para que articulen el desarrollo social y económico de la provincia.
Todo es cuestión, como vemos en la Mesa de las Infraestructuras, de análisis, de diálogo, interés común, consenso, unidad, colaboración y lealtad, para planificar y diseñar una estrategia provincial que gane en criterio y fortaleza. Sólo así se optimizan recursos y se pueden canalizar esfuerzos hacia una misma y única dirección, en la que todos debemos encontrar el beneficio de Huelva y su gente.
La provincia onubense está en un momento en el que se asoma a un futuro muy positivo. Las perspectivas son fabulosas, aunque aquí estamos escarmentados hace tiempo. No tenemos un bagaje que nos lleve a confiar en lo que nos dicen que sucederá. Tampoco basta esperar a verlas venir y protestar cuando nada se cumpla. De eso ya también estamos aburridos en Huelva.
Hay que actuar, y la mejor forma es diseñar nuestro propio futuro, todos de la mano, porque así también las demandas serán únicas y más poderosas, como se ha visto en el Libro Blanco de las Infraestructuras, todavía en elaboración, pero con resultados satisfactorios sólo por conseguir aunar criterios y sensibilidades por el bien de la provincia.
La misma fórmula debe aplicarse de una manera más precisa en las actuaciones urgentes en materia de agua, metidas en ese paquete general de las infraestructuras pero que merece una atención mayor para lograr soluciones. Pero también la sanidad y la educación, dos pilares básicos que no deben depender de una sola Administración sino de pactos generales. Y la cultura, tan fundamental como las anteriores, y la preservación del medio natural y de nuestro patrimonio... Huelva debe diseñar su propio futuro, con cabeza y sin perder más tiempo.
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