Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

El esperpento y la autodestrucción

DECÍA recientemente Luis Pizarro, secretario regional de Organización del PSOE, que si todo sigue así con PA e IU se corre el riesgo de llegar al bipartidismo en Andalucía. Para Pizarro llegar al bipartidismo, imperfecto de momento, no sería ninguna desgracia sino la garantía de que, tal como están las cosas, el PSOE seguiría instalado en una cómoda mayoría absoluta. Sin embargo, la advertencia de Pizarro tenía tanto sentido como confirmada puede verse por la realidad.

El problema que ha dejado latente la última asamblea regional de IU de Matalascañas no es tanto que Valderas pierda el pulso interno y se tenga que presentar por Huelva aún habiendo querido hacerlo por Sevilla, sino que la coalición de izquierdas ha dado un paso más hacia su desaparición, agravado ahora por el golpe de Llamazares, que se va a unir a la virtual pérdida del PA del mapa político andaluz.

El futuro bipartidista en Andalucía es una garantía para el PSOE y una amenaza para el PP, que podría aspirar a que IU mantuviera a una parte menor de la izquierda controlada electoralmente mientras el PA se movía en un centro difuso siempre susceptible de hacerse querer valer frente al PSOE pactando con los populares.

La realidad es tan tozuda que, a veces, la mayoría de las veces, obliga a los políticos a dejarse caer por la pendiente de la que supuestamente huyen. Y con Sánchez Gordillo en el Parlamento andaluz, en el caso de que salga elegido por Sevilla, IU va a tener un altavoz cercano siempre al esperpento y con él una muestra permanente de lo inútil que resulta votar a una fuerza política empeñada en su autodestrucción.

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