POSIBLEMENTE, entre las mejores ideas que haya podido tener Luciano Gómez, sindicalista de UGT, no esté precisamente la de haber convocado una manifestación por el empleo industrial en una fecha tan controvertida como el 19-F, a las puertas por tanto de la campaña electoral, y haberlo hecho además sin un consenso sólido precisamente por esas mismas connotaciones políticas.

En estas circunstancias y ante la posibilidad de que la manifestación no cubra las expectativas, el riesgo que corren quienes la promueven no es ya dividir a la sociedad onubense, sino quemar una posibilidad de poner de relieve la importancia del sector en cuestión.

La manifestación del 19-F nace sobre todo a raíz del anuncio del cierre de Fertiberia en Huelva con la consiguiente pérdida de cientos de empleo y otros miles más relacionados que entran en riesgo. Y es aquí donde está la contradicción principal. El cierre de esta empresa fue anunciado incluso por el propio Chaves, a quien diez años más de permanencia de Fertiberia le pareció excesivo. Y el apoyo a la manifestación llega sobre todo del PSOE. Esta paradoja es lo que le resta credibilidad al nuevo intento de Luciano de poner en valor el empleo industrial, hecho muy elogiable en cualquier caso... Es fácil pensar en este sentido que el PSOE quiera liberarse del problema que se le presentaría si los trabajadores le consideran culpable del cierre de la fábrica en un futuro.

Todo apunta, por tanto, a que al bueno de Luciano lo han colocado en una situación delicada en la que alguien parece querer que se estrelle irremisiblemente.