
La firma
Antonio Fernández Jurado
Triunvirato en La Mareta
La renovación de las costumbres, que antes pedían cine y más tarde lo desdeñaban, pasó hace muy pocos años por la bulliciosa y céntrica vía Rábida y lo cerró, demoliéndolo en parte. Este cine se había inaugurado el 18 de marzo de 1933, con la película Espérame, de Carlos Gardel, siendo el precio de la localidad de preferencia dos pesetas. Como curiosidad, añadamos que la noche anterior y como prueba se proyectó la misma película, y que este edificio se constituye en la mejor obra racionalista de nuestra capital y la que abrió las puertas a la citada arquitectura, introduciendo una reflexión vanguardista en íntima relación con las tendencias del resto de Europa y sirvió como referencia a arquitectos de la talla de José María Pérez Carasa o Francisco Sedano Arce. Por estos motivos, la Delegación Provincial de Cultura propuso, en los primeros días de enero de 2005, al Cine Rábida, para su inscripción genérica en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz de la Consejería. Terminemos con la nota humana: Como personaje entrañable del cine Rábida tenemos que citar a Segundo Zarza Cejudo, que desempeñó el trabajo de operador de cabina en el citado cine desde 1953 y a lo largo de varias décadas. Su hijo, Juan Manuel, siguió la tradición y también se decantó por la profesión de operador, aunque en nuestra ciudad se le conocía por el remoquete cariñoso del portero Rockabilly (por su forma de vestir y su peinado rockeros, su espectacular moto…) del Rábida. El último operador del cine que historiamos fue Pedro Ángel Delgado.
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