Tras una semana de incertidumbres personales, afortunadamente superadas, después de recibir el asesoramiento técnico pertinente, recupero mi propia normalidad y queda en segundo plano mi reencuentro con la actividad política directa y permanezco en el territorio de la asesoría para aquellos que me lo demanden.

Dicho esto, que permanece ya en el ámbito de mi privacidad que no de la ocultación, cambio de tercio para comentar la nueva idea del presidente Sánchez.

Me refiero a la candidatura de Pepu Hernández para la Alcaldía de Madrid. Vaya, de entrada, mi reconocimiento y agradecimiento, como aficionado al baloncesto, al Pepu profesional que llevó al "ba-lon-ces-to" a la más alta cota mundial. Pues bien, desembarca en la política, como un rookie en la NBA, dispuesto a abrirse paso en uno de los niveles más altos de esa competición cotidiana que es el servicio público. Me pregunto, ¿qué hace alguien como tú en un sitio como este? Sinceramente creo, al margen de la amistad, y asimilándolo al baloncesto, que Sánchez ha tirado como recurso definitivo del banquillo ante el rechazo de supuestas primeras figuras ante las dificultades del partido y las escasas opciones de victoria por mucho que desde la mesa el Tezanos de turno trate de influir sobre la opinión de los árbitros sin caer en que en este caso el arbitraje se sustenta en el voto libre y secreto de los ciudadanos. En definitiva, por mucho que intente activarte tu entrenador, os encontráis con una tarea altamente compleja que va a exigir máximo rendimiento, pero sin control de los participantes e incluso los propios hinchas en contra.

Y aquí viene lo grave y la gran temeridad de planteamiento por parte de tu entrenador que no ha calculado la estrategia de las transiciones defensa-ataque y a la inversa. Porque no es discutible su osadía de saltarse elementos básicos de fondo y forma. Desde movimientos sibilinos para evitar las famosas primarias socialistas, tratando de obviar la herramienta que a él le dio el triunfo gracias a una especie de insurrección de la militancia ante lo que se interpretaba como arbitrariedad. Mas no solo eso, sino que se permite presentar, como presidente que es, a quien no es más que precandidato. Apela a su condición de militante para defender su opción de voto, si al final hay primarias y no sabe que su militancia no es de la agrupación local madrileña: ¿Lapsus, despiste o intencionalidad?

Por fin, una curiosidad, el adalid de la defensa de la mujer se olvidó de la paridad. Que sepamos, los dos candidatos de Madrid son hombres. En definitiva, Pepu, solo te queda imitando a Joaquín Caparrós, lanzar este mensaje propiedad de él: "¡Que te sigan los optimistas!".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios