La Verdad es Plural

Marisa Fernández Serrat /

Más barquitos en el Piedras

EXISTE en nuestra provincia un paraje inigualable en belleza. Un río, el Piedras, que bajando desde Villanueva de los Castillejos llega triunfal hasta el sur, concretamente hasta ese cordón de arena, la Flecha del Rompido, para desembocar en el Atlántico. Forma allí, entre la Flecha y El Portil, un singular canal paralelo a la costa y en continuo crecimiento, que llega a constituir una de esas imágenes de Huelva que recuerdan siempre los visitantes y que sigue asombrando a los autóctonos por más veces que la contemplemos. A la peculiaridad de este lugar contribuye el Caño de La Culata, ese antiquísimo cauce que busca al mar entre dunas y pinares. No somos pocos los embelesados en los atardeceres ni los conocedores de la fauna y flora tan genuina del paraje porque en 1989, esta desembocadura fue declarada Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido. Ya entonces hacían prácticas deportivas por allí algunos barcos de poco calado y numerosas familias eligieron esta zona de La Culata como lugar de ocio.

Como era de esperar por la hermosura del lugar, ha ido incrementándose de forma espectacular el número de embarcaciones que circulan por el canal y el de bañistas, atraídos sin duda por esas marismas de blancas arenas litorales y esos movimientos mareales. Y como suele ocurrir cuando se comparten espacios, la convivencia no es fácil.

En un principio, las precauciones se limitaban a bañarse con un ojo puesto en el horizonte en previsión de la llegada de barcos. Después llegaron las balizas delimitando espacios. Ahora esas balizas también señalan los reservados para que los barcos salgan desde allí con la tortilla caliente y regresen sin mojarse los pies, aumentando exageradamente cada año los metros, con la consiguiente disminución del espacio dedicado al baño. Y lo más preocupante, desde la orilla puede observarse a barcos compitiendo en velocidad, a los que practican inesperados giros en mitad de la ría o a los que violan las balizas. Aquel olor a estero y pinares, ahora llega adulterado con el del gasoil y los graznidos de las garzas de antaño se silencian ante las sirenas de las embarcaciones, por lo que temo que nos aleje de la firme propuesta de que sea considerado como Lugar de Interés Comunitario (LIC). Por todo ello, confieso que he recibido con preocupación la noticia sobre la concesión de los nuevos puertos en el Piedras que permitirán 1.600 amarres. Las cuentas son fáciles, si ya el tráfico de barquitos en los fines de semana llama la atención con los 600 actuales ¿Qué pasará luego? ¿Cartel de prohibido baño o piscina hinchable en el Caño de La Culata? O sea, carretera a Cádiz no, por el daño a la naturaleza, pero atraques y amarres los que haga falta con riesgo para las personas. Me faltan datos.

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