El Asperillo

21 de agosto 2025 - 03:06

Durante todo el verano, este incendiado estío que estamos viviendo, tórrido y cruel, una atractiva página de nuestro periódico ilustra a nuestros lectores sobre los encantos de los numerosos, diversos y fascinantes, en muchos casos, parajes naturales de este entorno onubense favorecido generosamente por la Naturaleza. Me refiero a una sección tan afortunada como “Huelva tu destino”, que firma María Prieto García, que con primorosa eficiencia periodística viene informando a diario de los múltiples atractivos de nuestra hermosa Sierra y de nuestra privilegiada costa. Una minuciosa, detallada y precisa descripción de esos bellísimos lugares que componen dos paisajes bien distintos, ambos sugestivos por muy valiosos motivos estéticos de singular atracción. Un capítulo cotidiano que leo con fervorosa fruición y el mayor interés.

Hace unos días con titulares muy llamativos destacaba la singularidad de uno de los parajes de nuestra costa único: “La playa más marciana de España está en Huelva, según National Geographic”, añadiendo que si Marte tuviera costa sería como esta playa onubense. Efectivamente esta zona litoral, que tengo aquí al lado en Mazagón, donde paso los veranos desde hace cincuenta y cinco años y he pateado muchas veces, “alberga un gran monumento natural que la convierte en un espectáculo visual de la naturaleza para la vista humana”, escribe María- Es el Acantilado del Asperillo, “el acantilado dunar más alto de Europa y uno de los más impresionantes de España”. Está considerado una de las formaciones costeras con características geomorfológicas y ecológicas únicas en la Península.

Desde esta excepcional y deslumbrante perspectiva que María Prieto nos describe, si miramos al sur vemos una estela de playas solitarias de blancas arenas y un Océano iridiscente, espléndido y si miramos al norte un mar interminable de pinos, sabinas y enebros y otras especies vegetales, como las dulces camarinas de la cuesta de Maneli, parajes de un encanto seductor, de una toponimia increíble: el ámbito esotérico, casi místico de Juan Villa en sus novelas y relatos; la nostalgia adolescente del Inolvidable Juan Drago en su impagable libro “De la luz en el agua” (1981). Recónditos parajes de agreste y cautivadora belleza.

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