Manolo Gómez Marín
El vínculo de sustento entre un equipo, una afición y una misión
Desde mi córner
Cualquier parecido entre este encuentro y un bolo es pura coincidencia. Llega Brasil al Bernabéu para un partido amistoso, pero que de amistoso no debería tener nada. Por supuesto que se trata de un choque en el que no hay consecuencias competitivas, pero la canarinha está por encima de todo cuanto huele a fútbol. Brasil con sus cinco estrellas que representan los Mundiales que ganó es la cima y no cuenta el carácter de amistoso.
Es el Brasil de Vinicius, que proporciona el motivo idóneo para el morbo. ¿Por quién torcerá el hincha madridista? De siempre, la selección española tuvo Chamartín como su primera casa y ahora vamos a ver si continúa con su apoyo a la nuestra o toma parte del extraordinario e histriónico jugador del Madrid. He ahí la carga inquietante de este partido en pleno Martes Santo. Por lo pronto, a Vinícius se une Endrick en el devocionario del aficionado merengue.
Y bien que se nota en el despliegue hagiográfico de vísperas, que más que avant match parece diseñada por Florentino Pérez. Pero yendo al meollo de la cosa, parece ser que Luis De la Fuente pondrá en liza el equipo que tiene en mente para el Europeo próximo. Y todo indica que será Carvajal el que tenga que parar a ese demonio que es Vinicius, con lo que las reacciones entre madridistas serán miradas con lupa y que no se crea Carvajal que estará jugando de local.
Brasil viene de ganar en Wembley mediante gol de Endrick y España viene también de Londres, pero de perder con Colombia. Como podrá comprobarse, antecedentes que no invitan al optimismo, pero eso no quiere decir que haya que entregar la cuchara antes de tiempo. Es una prueba del nueve con vistas a lo que está por venir y seguro que el hecho de ser quien es el rival hará que las cosas se tomen más en serio que como se tomaron el viernes en Londres.
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