He perdido la cuenta de la cantidad de veces que me he referido en esta misma columna, que llevo publicando hace ya dieciséis años, a que una de las grandes carencias de esta provincia son las comunicaciones, las infraestructuras, en una palabra: las carreteras, los ferrocarriles y otras. Quien quiera consultar la hemeroteca podrá comprobarlo. Por supuesto que son muchos más los años que se viene reclamando la necesidad de incrementar esas vías de comunicación en diversos territorios de la geografía onubense. Vuelvo a ello ante una nueva reivindicación expuesta con determinación no exenta de cierta amargura, por el presidente de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), José Luis García Palacios, cuando se lamentaba, con toda razón, de la "falta de unión" a la hora de reclamar esas infraestructuras tan necesarias. Una ausencia de "unión alrededor del interés general" para reivindicar los proyectos y la mejora de las comunicaciones, cuya responsabilidad, afirmaba, se debe en buena parte a la sociedad civil.

Pero no cabe duda de que en esta falta de unión para darle a esa reclamación la convicción y la entidad necesarias, en las que hasta ahora la propia FOE y la Cámara de Comercio, han fomentado ese espíritu de unión y de esfuerzo común, falte ostensiblemente la intervención de los representantes públicos en las Cámaras, Congreso y Senado, y cerca del gobierno, cuya inanición y silencio han sido escandalosos a lo largo de las distintas legislaturas, siendo más responsables, por supuesto, quienes durante más tiempo han ocupado sus escaños, enmudeciendo cuando la voz de sus representados demanda en esta materia, también en muchas otras, una acción más activa, más responsable con las necesidades de esta provincia tan olvidada en el tema de infraestructuras.

No es la primera vez que el primer mandatario empresarial de Huelva lamenta que "en esta ecuación falta un factor, que es la representación política o pública" y ahí ha reseñado que "no avanzamos". Huelva necesita de una vez para siempre que aquellos que la representan en el Congreso y en el Senado, y aún en instancias más inmediatas como el Parlamento de Andalucía, diputación y ayuntamientos, sean más exigentes en sus reivindicaciones para dotar a la provincia de esas infraestructuras siempre deficitarias o deficientes tan urgentes en su desarrollo y progreso. No puede confiarse en vanas promesas, visitas y encuentros que suelen quedar en amables propósitos - que luego no se cumplen - y las fotos correspondientes. Muchos onubenses piensan como el señor García Palacios: "A mí no me cabe duda de que serán buenas las voluntades, pero algo debe estar fallando o algo no terminamos de adivinar". Lo último - the last but not least" - de tantas carencias, sirva de ejemplo: ese símbolo de tantas frustraciones: la tan anhelada carretera de Cádiz. Para unos una entelequia para tantos otros una quimera, una fantasía irrealizable. ¿Será todo así?

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