Visiones desde el Sur

Sueños

Podrían contarse con los dedos de una mano los políticos que buscan el bienestar ciudadano

El verano es un tiempo de ocios dispersos, de caprichos que se quieren satisfacer con la mayor calma posible después de todo un año sumergido en la realidad de lo cotidiano. De ahí que nos zambullamos con la fuerza de la pubertad ante los amores primeros, en toda suerte de novedades para alcanzar esa distancia de lo habitual, que nos haga olvidar lo trasegado, hasta llegar a este idílico lugar en que ahora estamos, si es que, por suerte, fuimos de los afortunados que pudieron tomarse un respiro, que no somos tantos.

Pero, sabido es, por los que calzan una edad en sus pies cansados, que parte de esa ilusión si no toda, es solo un sueño, como nos decía Calderón de la Barca y aún no acabamos de creérnoslo.

Nuestros políticos han descansado, se encuentran frescos, y no sé si para desgracia o para bonanza de todos, vienen con fuerzas renovadas para iniciar esas largas y tediosas sesiones parlamentarias, dirigidas no a los que están presentes en el plenario, cuya opinión les importa un bledo, sino a las audiovisuales cámaras que llegan a nuestras moradas, y en donde pretenden pescar votos a mansalva, porque su único interés radica en crecer cuanto sea posible como partidos, más que en solventar los problemas que nos acucian en cuestiones esenciales. Pues no. Las cosas siguen exactamente igual o peor que cuando acabó el periodo de sesiones.

Me atrevería a decir que podrían contarse con los dedos de una mano, los políticos presentes en el parlamento español que buscan el bienestar ciudadano y no el partidario. Y, claro, así es imposible llegar a acuerdos de Estado.

¿Qué narices pasa con los oligopolios que controlan la luz y los combustibles? ¿Qué solución se les va a dar a los sanitarios de atención primaria y hospitalaria que están completamente exhaustos? ¿Por qué nos mienten con la pandemia, diciéndonos que vamos a alcanzar la inmunidad de rebaño, esa panacea, cuando eso para nada sirve y nos tendremos que poner una tercera dosis antes de fin de año, que tampoco servirá para nada hasta que no haya un fármaco? ¿Qué ocurre con las patentes farmacéuticas, por qué no se hace algo? ¿Qué pasa con los menores hacinados en Ceuta, solo atendidos por la buena voluntad del voluntariado, y que quisieron ser expulsados ilegalmente con la anuencia de un ministro que además conoce las leyes porque es magistrado? ¿Qué va a pasar con el inicio escolar? ¿Qué con las pensiones? Y por cerrar ¿dónde cojones están los sindicatos?

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