La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Siente un inmigrante a su mesa

Nunca he visto a Gere o a otra humanitaria estrella visitando los guetos urbanos de París, Londres o Sevilla

Por las redes ha circulado este mensaje: Amancio Ortega hace una donación de millones que permite reforzar la Seguridad Social con los más modernos equipamientos para el tratamiento del cáncer y es un capitalista facha que da una limosna para aliviarse de impuestos, a la vez que la Administración se "alivia" eludiendo sus obligaciones; mientras que Richard Gere visita el Opens Arms y se convierte en un héroe de los derechos humanos, un símbolo de la generosidad humanitaria que condena el egoísmo y la falta de corazón de la UE. Curiosas formas de interpretar las cosas. Las donaciones de Ortega ejercen concretos efectos benéficos sobre pacientes concretos sumándose a las inversiones públicas. La visita de Gere, como mucho, es una bienintencionada utilización de su popularidad para llamar la atención sobre un drama; sin aportar nada concreto a su solución. Es más, lo de Gere tiene mucho que ver con la caridad antigua patrocinada por las estrellas: ¿recuerdan la visita a la capital de provincias de las presuntas artistas de Madrid para sumarse a la campaña Siente un pobre a su mesa en Plácido?

Salvini me disgusta, por no escribir algo más fuerte, tanto como a usted. Su ocurrencia demagógica de que Gere se lleve a los inmigrantes a sus mansiones es digna de él. Pero sí pensé, viendo a la estrella en el Open Arms, que Gere no tiene que afrontar el problema, real, de los más desfavorecidos que ven empeorar sus precarias condiciones de vida en barrios marginales de las grandes ciudades europeas a causa de la llegada de inmigrantes a quienes no se les ofrecen posibilidades reales (las palabras real y realidad son muy importantes en esta cuestión) de integración en las sociedades de acogida, que no han sido capaces ni tan siquiera de solucionar el problema de la exclusión de sus connacionales en guetos urbanos. O que no quieren integrarse en ellas. Nunca he visto a Gere o a otra humanitaria estrella visitando los guetos urbanos de París, Londres, Roma o Sevilla.

La inmigración es una tragedia en su origen y en su desesperado echarse al mar. Pero también es un problema, y muy grave, en lo que a la recepción y digna integración de los inmigrantes se refiere y a la reacción de las vulnerables comunidades que los acogen, tan apartadas de los barrios acomodados en los que viven quienes se permiten llamar xenófobos a quienes son tan supervivientes como los propios inmigrantes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios