Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Resiliencia con muertos y enfermos de fondo

Supongo que estarán igual de hartos del espectáculo que ofrecen quienes se deben ocupar de organizar el caos en el que estamos inmersos desde hace meses, como de escuchar esto de una manera constante. En cualquiera de los casos, no les falta razón alguna. Ahora además, parecen haber descubierto el Diccionario y nos regalan los oídos con términos como resiliencia, sororidad (que ha dejado trasnochado al empoderamiento), o víctimas de los nuevos medios de comunicación y trabajo, el dichoso webinar. El léxico al servicio de la vacuidad absoluta, el vacío intelectual y la nula capacidad de ejercicio de un liderazgo público que brilla por su ausencia, más grave todavía si se tiene en cuenta que existe en medio de unas condiciones dramáticas.

Un mundo maniqueo que nos obliga a elegir entre un extremo y otro, entre lo blanco y lo negro, Estados Unidos o Venezuela, PP o PSOE, Podemos o Vox. Biden o Trump, Ayuso o Torra, Madrid o el resto. La capital merece un capítulo aparte. Vergüenza en todo su esplendor; diálogo de sordos, banderas por todas partes, tiempo que se pide y no se tiene y una ausencia de dirección, de alguien que tome una determinación en algún sentido y no las cambie a los diez minutos, lo que añade incredulidad a unos ciudadanos más que desbordados por no contagiarse, cuidar de los suyos y empujar su vida hacia adelante, mientras suenan tambores del 155 en medio de la antología del disparate en el que se ha convertido casi todo.

Si hacemos buena la sentencia de que "en España vive más gente fuera de Madrid que dentro" y con la consideración de la importancia que tiene la ciudad en la vida de todos, tampoco estamos para sacar pecho de nuestros logros. Andalucía desgrana día a día cifras de contagios y muertos sin que nadie parezca atajar de una manera más contundente una segunda ola que corre el peligro de quedarse a vivir entre nosotros. Huelva ya no es la provincia con menos hospitalizados por Covid, fruto de incrementos constantes que comienzan a llenar los escasos medios hospitalarios que teníamos y seguimos teniendo. Una Comisión Interterritorial decidió que los establecimientos hosteleros debían cerrar a la una de la madrugada y que los fumadores debían apartarse del resto. Nada más desde junio, cuando se terminó el estado de alarma, en materia sanitaria. Refuerzos que faltan en Atención Primaria y que llevan a colas delante de los centros de salud (son diarias) y unos rastreos que son eficaces si actúan cuanto antes, colman la paciencia de quienes únicamente pedimos que se nos lleve al centro del debate. Resiliencia significa aguante y de eso, la inmensa mayoría de los ciudadanos, estamos más que escasos. Tomen nota.

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