Una vez conocí a una persona que pensaba. Una persona con la que se podía hablar sin recibir insultos. Una persona que escuchaba. Una persona que expresaba sus opiniones con educación y con respeto. Una persona que admiraba el conocimiento y lo defendía. Sí, una vez conocí a una persona que pensaba. Ahora, por más solicitudes que cumplimento, es casi imposible encontrarla. Es como si intentara buscar aquello que no existe, o al menos, no aparece.

Y uno se pone en la piel de cualquiera y observa como las personas de nuestro entorno permanecen tranquilas, inmóviles. Eso de no pensar les ha dado alas para convertirse en un voto, tan solo un voto que sirve a la sociedad. Pero la realidad es bien distinta, no son ni eso, no son ni un voto. Forman parte de nuestra pseudocracia.

La pseudocracia es un gobierno donde domina el poder de lo falso por la fuerza, donde abunda lo fingido y lo simulado. Nietzsche llamaba eunucos a los filólogos, y cuánta razón tenía Nietzsche. Quien acepta la mentira y esconde la cabeza también es un eunuco, pero un eunuco progresista.

The Economist vuelve a considerar a España como una de las veinte democracias plenas. Antes estaba en el puesto 19, y ahora ha pasado al puesto 17, de 165 países incluidos en el estudio. Y uno se pregunta, lo de Ábalos con Delcy Rodríguez, en espacio aéreo o suelo europeo, ¿en una democracia plena se puede admitir? ¿Ha dimitido Ábalos? Él mismo nos responde, y nos dice que nadie le va a echar, que nadie le va a hacer dimitir. Y sus compañeros de gobierno lo defienden, e incluso, lo justifican. Esto que hay en España no es una democracia, es una pseudocracia. Todos los votantes del partido en el Gobierno aceptan los hechos y las decisiones, y si en una democracia se hace esto, lo que se consigue es abrirle las alas a la tiranía. Sánchez es un tirano, Iglesias es un tirano, Ábalos es un tirano, pero Carmen Calvo es un tirano, Irene Montero es un tirano, y así sucesivamente. Y digo tirano, y no tirana, porque Tirana es la capital de Albania, y no vaya a ser que los votantes del partido en el Gobierno, que aceptan las mentiras, los engaños y las falsedades, confundan una ciudad con una aptitud.

Cuando un pueblo acepta la mentira da paso a la tiranía, le otorga poder, fuerza. Con lo de Ábalos y su negativa a la dimisión esto no ha hecho más que comenzar. No olviden ustedes que existirán más Ábalos en este Gobierno, que contemplaremos actuaciones impropias de una democracia, y escucharemos reacciones aún más impropias.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios