El Comité Federal del PSOE era el máximo órgano de dirección entre congresos, según los estatutos de este partido. Con Pedro Sánchez en el Gobierno, el máximo órgano de dirección socialista -si no el único- es Pedro Sánchez.

Los miembros actuales del Comité Federal del PSOE han sido convocados esta mañana en Madrid. No para debatir, sino para refrendar lo que Sánchez ha debatido consigo mismo en respuesta al declive del partido, y particularmente a la debacle electoral andaluza. Proclamarán casi sin excepción su obediencia inconmovible a la remodelación de la dirección del socialismo decretada por Sánchez y que han conocido por la prensa. Los propios beneficiarios por el cambio han dado las gracias públicamente al secretario general días antes de que el comité los ratifique. Ni las formas se guardan ya. Para qué.

Pero el presidente del Gobierno no se conforma con designar a dedo a los nuevos mandamases, destituir a los portavoces de la Ejecutiva y del Grupo Parlamentario Socialista -a los que había nombrado, también digitalmente, hace diez meses- y dar un volantazo a la izquierda en el Debate sobre el estado de la Nación, cuando en el congreso federal de octubre había instalado al PSOE en la socialdemocracia tradicional. Ahora también ha redondeado su concepto cesarista del liderazgo creando un núcleo duro de dirección estratégica, por encima de la propia ejecutiva del PSOE, con nueve miembros, de los que cinco son ministros y otro es su jefe de gabinete. Esta mesa camilla tomará las decisiones más importantes en lo que queda de legislatura.

¿Qué fue de aquel consejo federal que iba a protagonizar la política autonómica del PSOE, decidir sobre los problemas territoriales de España y afrontar el desafío independentista? ¿Qué de aquellos tenores y barones con los que había que negociar en los congresos y después de los congresos para descentralizar el poder orgánico y repartir juego en el partido? Como en la copla, ya todo aquello acabó, todo quedó en el olvido. Cuando Pedro Sánchez arrasó en las primarias contra todo pronóstico y, sobre todo, cuando devolvió al PSOE al Palacio de la Moncloa, empezó a configurar un partido a su imagen y semejanza y a reconstruirlo como herramienta a su entero servicio.

Algunos militantes piensan que eso ya no es el Partido Socialista, sino el Partido Sanchista. Ninguno de ellos lo dirá hoy en el Comité Federal. Amén a todo.