La otra orilla

víctor Rodríguez

Participación

Existe confusión entre opinión y propuesta, entre participar en el proceso de mejora o dar opiniones sin base

Unir para cambiar cuesta mucho, unir para oponerse a algo, lo que sea, es mucho más fácil. Tengo la sensación de que existe confusión entre opinión y propuesta, entre participar en el proceso de mejora de lo público, ya sea municipal, andaluz e incluso europeo, y el dar una serie de opiniones, difícilmente sostenidas en un mínimo argumentario. En este gran guirigai de las redes sociales, se da altavoz a personas que se atreven a dar opiniones de cualquier índole, a veces con la superioridad moral que da el número de seguidores, más allá de lo razonable o razonado de lo que se está exponiendo.

No, cualquier opinión no es digna de respeto o de escucha, hay opiniones que generan odio o miedo interesado, que destruyen en lugar de construir. Recuerdo cuando Pedro Duque, astronauta, ministro de ciencia, tuvo un debate con gente que cree que la Tierra es plana y que, en sus grupos y canales de internet, mueven a centenares de miles de personas. Ahí tenemos a un científico teniendo que recordar que la Tierra es redonda. Ejemplos como éste hay muchos, demasiados.

Es muy difícil avanzar como sociedad si a cada movimiento de mejora o de desarrollo va a aparecer una horda de personas que, en la energía que da la masa autoconvencida, fuerza, embarra y cuestiona, cualquier iniciativa. Ejemplos hay muchos, lo mismo da que sea a escala mundial: la Covid19 no existe, las vacunas no son seguras. Que, a escala municipal, como los proyectos de peatonalización. Todavía recuerdo cuando en la puerta del antiguo cine emperador, en la calle Berdigón se podía aparcar, o aquella Gran Vía llena de ruido y coches. Si se hubiera escuchado a los agoreros del apocalipsis, no tendríamos un centro urbano más pensado para el peatón y el paseo.

Si abriéramos un club con un cartel en la puerta que rezara: "Bienvenidas aquellas personas que se opongan a algo, lo que sea", rápidamente se llenaría. Este tipo de personas están llenas de prejuicios, no alcanzan a mirar más allá, no se preocupan por informarse, se aferran a su idea preconcebida y no la van a cambiar porque lo viven como si la razón y la existencia le fuera en ello. La vida bajo el pensamiento rígido se hace muy gris. Si nos vamos a unir, que sea para apoyar todo lo bueno que encontremos, ya sea tanto de cerca como de lejos, viviremos mejor y haremos más felices a los demás.

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