Hablo del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb), cuyo inicio está a la vuelta de la esquina, ya que, a efectos de planificación, el mes de agosto es por estas latitudes de utilidad muy limitada. Me refiero a él porque hay todavía muchas personas que tienen un escaso conocimiento de que se trata de una convocatoria que nació en Huelva en 2008 en el seno de la Fundación Caja Rural del Sur y que en las once ediciones transcurridas no ha dejado de crecer hasta afirmarse como uno de los acontecimientos culturales relacionados con Iberoamérica más señalados del mundo, extendiéndose desde nuestra provincia, donde tienen lugar la mayor parte de sus actividades, a otras ciudades de Andalucía, de España y, en los últimos años, saltando el océano para hacerse presente en Iberoamérica.

La próxima edición, la duodécima, estará marcada por algunos hechos singulares. Será la primera gestionada por la recientemente creada Asociación Cultural Iberoamericana (ACIB), pasando la Fundación Caja Rural a ser, junto con la Diputación de Huelva, su patrocinador principal. Además se sentarán las bases para llevar al otro lado del Atlántico actividades culturales generadas en Huelva, equilibrando en alguna forma la labor que se ha venido realizando en años anteriores de traer a España eventos de la más alta calidad procedentes de Iberoamérica. Es de justicia señalar el papel que han venido desempeñando en esta misión muchas personas e instituciones como las ya citadas, junto a la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento de Huelva, la Universidad de Huelva y la Internacional de Andalucía, así como entidades nacionales y diversas embajadas, entre las que destaca la de México, y la Secretaría General Iberoamericana (Segib).

No sería justo dejar de citar a la Junta de Andalucía. En muchas ocasiones, la cesión de salas del Museo de Huelva sirvió para sede de exposiciones geniales, desde la de Sorolla y sus contemporáneos en OCIb 2009 a las fotos de Antonio Gálvez de Mis amigos los cabezones, en coproducción con el Instituto Cervantes, en OCIb 2018. En los últimos años de Administración socialista, la Consejería ha cuestionado este tipo de cesiones, imprescindibles, en nuestra opinión, para la cultura de Huelva. El problema sigue latente y la decisión final que se adopte será sin duda piedra de toque para constatar la sensibilidad del nuevo Gobierno popular hacia la cultura y hacia Huelva.

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