Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Leonor políglota

No es un cambios disruptivo que hable catalán, su abuelo lo hizo en 1976 Álvaro Prieto y la fatalidad Cuándo se jodió España

La Princesa Leonor acapara las miradas en la recepción a los Premios Princesa de Asturias 2023 / Europa Press

LO mejor de España son los españoles, y después hay otras costumbres e instituciones que ayudan a endulzar la mala leche ibérica del desayuno de cada mañana, porque lo cierto es que, a medida que pasa el día, el país se vuelve agradable, se apagan los micrófonos, se levantan las nieblas balcánicas y luce una tarde italiana. Pero lo mejor de España, sí, son los españoles, y otras cosas que son secundarias por el orden pero primordiales como la siesta, el jamón, la noche, la Guardia Civil y la monarquía.

Esta monarquía, claro, la de 1977, que ahora va a estrenar nueva heredera constitucional, mediante su juramento en el Congreso el próximo martes. Leonor refresca la institución, un cubito de hielo en agosto.

Felipe VI va a dejarle limpia la Zarzuela después de la redención a la que ha sometido a Juan Carlos I, artífice de la restauración democrática y responsable personal de haber llevado a buena parte de la izquierda española al bando de la monarquía constitucional. Es el PSOE y sus dirigentes quienes firmaron ese compromiso histórico que ahora reclama Carles Puigdemont para solventar lo que él pudo evitar en octubre de 2017, un compromiso que iba más allá de una generación y que los españoles aceptaron sin saber qué proponía Enrico Berlinguer para Italia.

Puigdemont, aislado y solitario en sus brumas flamencas, quiere un “gesto disruptivo” de la Princesa de Asturias: que también jure en catalán la Constitución. Su abuelo, Juan Carlos I, habló en la lengua de Salvador Espriú en su primera visita oficial a Cataluña en febrero de 1976, y la actual princesa de Girona ya ha pronunciado varios discursos en la misma lengua, el catalán no es de los nacionalistas, sino de sus hablantes y de sus escritores.

Sin embargo, los partidos soberanistas no asistirán el acto de la Princesa de Asturias, lo que en sí supone una novedad, porque la mayor parte de ellos no se ausentaron en el juramento de su padre en 1986, en el que además estuvieron los presidentes autonómicos de entonces del País Vasco y Cataluña, José Antonio Ardanza y Jordi Pujol.

El Sinn Fein norirlandés, que es como nuestro Bildu, envió a un representante al funeral de Isabel II de Inglaterra, pero eso fue un actor de cortesía, el juramento de la heredera y las consultas del Rey para la formación de Gobierno, a la que tampoco van los independentistas, son elementos constitucionales de nuestro funcionamiento democrático. No sólo es una descortesía, sino puro absentismo laboral.

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