Acaba de producirse el "gran día" parlamentario del Presidente Sánchez, le han aprobado los Presupuestos Generales del Estado, precisamente, gracias a quienes como Pedro Aragonés y Otegui quieren desarmar a ese Estado. Todo un alarde de quien no estaría demás le cantaran sus correligionarios al iniciar sus reuniones del partido "sanchista" - conscientes como son del egocentrismo narcisista de su "caudillo": "con la cara lavada y recién peinado qué guapo está nuestro Secretario - a tono con el modelo del más genuino Manolo Escobar - ya que nuestro político, en ese tono chulesco y ese estilo superlativo de pandillero se dedica a dar lecciones de higiene personal: "¡vengan lavados!", les dice a sus opositores parlamentarios. Debe ser, por eso de lavarse tanto, que algunos personajes como él y otros de sus espectro políticos y asociados tienen la "piel muy fina" cuando reciben respuestas acordes a las de su agresividad dialéctica para sentirse agraviados, casi agredidos y, quejumbrosamente, esbozar desde la mera retórica ventajista, de quien se sabe protegido - él, sí que tiene terminales mediáticas protectoras - por esa doble vara de medir existente, basada en al abominable censura que es la llamada corrección política: "¿dónde ha dejado su moderación?" o acusándoles de depender, en su toma de decisiones, de aquello que le dicta la prensa conservadora, sin olvidar apelaciones no solo a la higiene sino a la capacidad de trabajo, vagancia lo calificará, dependencia de sus varones… con lo cual, lo único que hace Sánchez es rebajar su caché presidencial frente a su opositor por un tono de confrontación callejera.

No, señor Presidente, no es esa la forma de afrontar los retos políticos que nos acucian. Es usted quien no tiene forma de afrontar los retos políticos que nos acucian. Es usted quien no tiene el más mínimo ápice de autonomía, son sus socios quienes le controlan y chantajean, quien mutó del NO, es NO [al SÍ, es SÍ] quien ha hecho de la mentira una herramienta de Gobierno, quien domina, quien domina el "filibusterismo" parlamentario, quien tiene a la UE como cajón de sastre para utilizarla de coartada en su decisiones, sean falsas o ciertas… hasta el punto de convertir las hemerotecas en toda una catarata de contradicciones, incoherencias y falsedades; mientras tanto, sigue ejerciendo aquello que su Partido calificó como "dopaje" electoral y del que vamos a t3ener todo un catálogo de formas de doping a lo largo del próximo año.

Por fin, afirmar que hay expresiones que no debieran tener cabida en el discurso parlamentario y político, pero de forma bidireccional, sobre todo por respeto personal, institucional y de ejemplaridad. Sabe, que torres más altas cayeron y recuerde como dijera Lincoln: "se puede engañar a muchos poco tiempo o a pocos mucho tiempo, pero lo que no se puede, es engañar a todos durante todo el tiempo". Lave su estilo, pues.

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