Un Superman retro vuelve a sus fuentes de 1938 y 1978
Superman | Crítica

La ficha
*** Superman. Superhéroes, EE UU, 2025, 129 min. Dirección y guion: James Gunn. Música: John Murphy, Dave Fleming. Fotografía: Henry Braham. Intérpretes: David Corenswet, Rachel Brosnahan, Nicholas Hoult, Edi Gathegi, Nathan Fillion, Isabela Merced.
El venerable aunque siempre joven -la ficción es más generosa que la realidad- Superman ha cumplido 87 años en el universo tebeo desde que Siegel y Shuster lo crearon en 1938, y 47 en el universo cine desde que Richard Donner dirigió Superman: la película en 1978. Es cierto que antes había aparecido en las pantallas grandes en los dibujos animados de los Fleischer en 1941 o las dos películas interpretadas Kirk Alyn -el primer Superman- en 1948 y 1950; y en las pantallas pequeñas en la serie interpretada por George Reeves, emitida entre 1952 y 1958, cuyo capítulo piloto se proyectó en salas, y en una serie de animación emitida entre 1966 y 1969.
Sin embargo, Superman nació de verdad al cine con la película de Donner: hasta entonces las adaptaciones de cómics habían sido peliculillas de bajo presupuesto o series televisivas de segunda fila, mientras las pocas producciones ambiciosas –mi apreciada pero fallida Modesty Blaise en 1966 o Barbarella en 1968- fracasaron sin gloria. En la estela del éxito de superproducciones de aventuras en los años 70 –sobre todo Tiburón en el 75 y La guerra de las galaxias en el 77: no es casual que las bandas sonoras de ambas las compusiera el mismo Williams al que se encargaría Superman: la película- Donner se benefició de un presupuesto tan exorbitante como lo fue su rendimiento en taquilla. Superman: la película supuso el primer gran paso en la adaptación de tebeos de superhéroes en forma de superproducción, siendo los definitivos Batman en 1989 y sobre todo Blade en 1998 y X Men en 2000. Y así hasta hoy.
La vida cinematográfica de Superman, tras la película de Donner, siguió con las dos entregas de Richard Lester en 1980 y 1983, y una cuarta de Sidney J. Furie en 1987. Los malos resultados de las dos últimas, más el fracaso de Supergirl en 1984, dejaron a Clark Kent encerrado en los lavabos de la redacción del Daily Planet. Volvió en 2006 con Superman Returns y en 2013 y 2016 con El hombre de acero y Batman y Superman, más sus apariciones en 2017 y 2021 en las dos entregas corales de La liga de la justicia. ¿Qué aporta, ahora, este retorno del superhéroe más simpático y menos oscuro (aunque se haya intentado ennegrecerlo siguiendo la moda de los superhéroes sombríos) de la tebeosfera? No mucho, pese a que la escribe y dirige un peso pesado del llamado Universo DC, alto ejecutivo de producción a la vez que guionista y director de la refrescante trilogía Guardianes de la Galaxia.
Su intento de aplicar a Supermán el tono desenfadado y burlesco, muy infantil pese a algunos trazos gruesos, de su trilogía (que era más gamberra) no acaba de funcionar. Se agradece que devuelva al superhéroe el tono del cómic original y de la película de Donner y sobre todo de las dos desenfadadas entregas de Lester, lo que se aprecia en la recuperación del tema de John Williams en la banda sonora -más bien chimpunera- de John Murphy. También se agradece que, en este retorno a las fuentes, además del tono ligero de esas tres películas, se recupere la dimensión política, muy rooseveltianamente evidente en las primeras entregas de los tebeos, cuando sus creadores Siegel y Shuster tenían control total sobre su personaje. Pero tampoco acaba de funcionar esta fusión de lo amable, lo divertido e infantil -incluida otra recuperación: la del súper perro Krypto, con capita y todo, que se incorporó a los tebeos en 1955 y llegó a tener su propia serie de animación- y lo político, fácilmente trasladable a concretos conflictos y poderosos personajes actuales que pueden hacer que un Elon Musk se transparente tras Lex Luthor o un Putin lo tras el agresivo presidente de un país imaginario.
Entretiene y por supuesto tiene momentos muy espectaculares además de algunos apuntes interesantes -la revisión de la historia familiar de Superman o su relación con Lois Lane tratada con un cierto aire de screwball comedy- y una buena interpretación de David Corenswet, muy deudora de la de Christopher Reeve. Pero, pese a sus intentos de fundir las fuentes dibujadas de los años 30 y las filmadas de los 70, no logra aportar algo original a lo ya visto. Ni resta ni suma.
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