Jaime De Vicente Núñez

Hablo de mí

Surcos nuevos

HOY mismo se va a producir en mi vida un cambio de etapa marcado por la jubilación. Me suele suceder que los amigos y otras personas que conocí, por ejemplo, porque les interesaron estos Surcos Nuevos y establecieron contacto para comentarlos o criticarlos, me preguntan por mi situación laboral, sorprendiéndose de que esté en activo a pesar de mi edad, que llama ya a las puertas de los 74 años, sobre todo estando ligado a una entidad, la Caja Rural, que pertenece a un sector en el que las prejubilaciones han sido frecuentes. A todos ellos me permito dedicar estas líneas, que miran a un pasado de 31 años en Huelva, vivido intensamente por un natural de Madrid, que suele decir que sus raíces familiares están en Salamanca, pero que sus ramas, concretamente ocho, son todas onubenses; y a quien le gustaría merecer un hipotético pasaporte iberoamericano y, si me apuran, el de ciudadano del mundo.

Mi llegada a Huelva estuvo determinada por una llamada de José Luis García Palacios, a quien se le ocurrió que mi vinculación de trece años a la agricultura intensiva de Almería podía ser de utilidad para la de Huelva, que despegaba con inusitado vigor, con el llamado oro rojo como buque insignia. Una serie de charlas divulgativas en las localidades freseras y la organización de unos viajes de productores para visitar los invernaderos almerienses desembocaron en la creación de los Servicios Agrarios de Caja Rural de Huelva y mi establecimiento definitivo en esta provincia. La absorción, oficialmente fusión, en los inicios del nuevo siglo, de Caja Rural de Sevilla, con el nacimiento de Caja Rural del Sur, marcó un giro en mi trayectoria, al asumir la dirección de su Fundación, para desarrollar cada vez más actividades de carácter cultural y social, sin abandonar su principal seña de identidad: el servicio al sector agroalimentario. Con una última página como asesor del presidente culmina una relación con la Caja Rural onubense, ya implantada en las cuatro provincias de Andalucía Occidental, en la que curiosamente no tuve nunca responsabilidades de carácter financiero. Hoy, plenamente comprometido con Huelva, es la hora de mirar hacia un futuro proyectado desde este rincón suratlántico. Contando con vuestra benevolencia, amigos lectores, después de esta ojeada a mi pasado onubense, la semana próxima trataré de ese porvenir, que preveo pleno de vivencias apasionantes.

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