Está visto que o se pasa o bien llega tarde, pero la realidad es que amparado en el camuflaje que la impostura de quien ignora una cuestión se aparenta autoridad sobre los temas y se disimula la ignorancia, al tiempo que con el apoyo mediático pertinente crea opinión no siempre certera y responsable. Lo que vulgarmente se conoce como hablar y subir el pan que en este caso es inflación que, cada vez más, se perfila como estructural y no coyuntural. Estoy seguro de que, sin nombrarlo, el lector mínimamente al día de la actualidad ya sabe a quien me refiero. Y es que, a base de eufemismos, cambios terminológicos, dialéctica vacuna y a base de no concretar verdades sino, más bien faltando a ella, está llegando a los límites del respeto a la inteligencia de los ciudadanos.

Porque el "saldremos más fuertes"; "hemos vencido al virus"; "comienza el tiempo de las sonrisas"; la "cogobernanza" … acabamos de desembarcar en la "gripalización" -creo es el término utilizado -con toda la carga de expectativas que un cambio de visión sobre la pandemia como esa puede producir.

Es posible que llegue ese momento, pero no hay que precipitarse ni adelantarse. Creo que todavía permanecen muchas incógnitas, sobre todo la escasa capacidad de predicción que aún tenemos sobre los comportamientos del virus y valga de ejemplo las diferencias de comportamientos entre las variantes Delta y Ómicron, influidas por las vacunaciones, pero la alta transmisibilidad de la segunda no obvia los fallecimientos, la cada vez más alta hospitalización y la situación alarmante, alrededor 25% de ocupación, en camas UCI con gran mayoría de no vacunados. De ahí, que no sea buena estrategia la inmunización vía contagios masivos, entre otras cosas, porque se facilita la generación de nuevas mutaciones cuya letalidad teórica no podemos conocer.

En consecuencia, me parece que las modificaciones de los parámetros de evaluación deben esperar, ante una incidencia superior a 3000 casos/100000 habitantes, sería una temeridad hablar de endemia - OMS y EMA, están en contra, así como en los períodos de cuarentena - porque, además, la comparación entre ambos virus revela diferencias en al velocidad de transmisión, la estacionalidad, las diferentes evoluciones entre países y la capacidad de movilización poblacional, son entre otras, consideraciones a tener en cuenta, sin olvidar las secuelas persistentes… antes de hacer equiparaciones, clínicas sobre todo, entre ambas infecciones.

Ya lo advertía nuestro Consejero, Jesús Aguirre, con un lenguaje expresivo, certero y popular para que todos lo entendamos: "Nos queda mucha mili con este virus". Corramos un poco menos, seamos prudentes, sigamos cumpliendo las limitaciones de contactos y actividades… aunque lleguen tarde las rebajas de precios de antígenos como sucedió con el IVA de las mascarillas. Pidamos la vacunación masiva, aunque eso lo estemos haciendo bien.

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