Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

'God save the Queen'

Isabel II, que sufrió muy joven la muerte de su padre, es un ejemplo de entrega al deber constitucional

Larga vida a nuestra noble reina es el segundo verso de God save the Queen. Y a fe mía que Isabel II la disfruta celebrando su Jubileo de Platino. Setenta años en el trono. Sólo tres reyes han ostentado la corona un período similar. Y ninguno -Luis XIV, Bhumibol de Tailandia o Juan II de Liechtenstein- como monarca constitucional. Desde el Acts of Union de 1707, tres mujeres -Ana, Victoria e Isabel II- y nueve hombres han ocupado el trono del Reino Unido. La mitad del tiempo se ha entonado el Dios salve a la Reina.

Isabel II ha despachado con catorce primeros ministros. Auténticas leyendas como sir Winston Churchill; grandes líderes, tanto tories -McMillan o Margaret Thatcher- como laboristas -Harold Wilson o Tony Blair- y un bufón llegado al Número 10 por una triste broma del destino: Boris Johnson. Ha departido con figuras como JFK, Reagan, De Gaulle, Indira Gandhi, Golda Meir, Angela Merkel o Gorbachov. Ha coincidido con siete Papas y catorce presidentes de EEUU, vio caer el Telón de Acero, disgregarse la URSS y hasta el propio Imperio Británico. Cuánto daríamos por leer sus Memorias, un diario o siquiera alguna breve semblanza que pudiera haber escrito sobre esos hechos o tan grandes personajes.

La reina, que sufrió muy joven la muerte de su padre es, sin duda, un ejemplo de entrega al deber constitucional exigido a su cargo. Siempre ha honrado el lugar que el Parlamentarismo y la democracia británica reserva a sus monarcas. Y lo ha cumplido escrupulosamente. En una emotiva carta al pueblo británico que firma como "vuestra servidora, Isabel" recuerda la promesa que hizo a la nación un lejano día de 1947. Aquel discurso, emitido por la BBC con motivo de su vigésimoprimer cumpleaños, ha sido siempre referente y guía de su actuación como reina. Tras la grave crisis constitucional provocada por el caprichoso y filonazi Duque de Windsor, el reinado de Jorge VI se vio marcado por la Segunda Guerra Mundial. La entonces Princesa de Gales emocionó a los británicos que sintieron en lo más profundo del corazón de aquella joven un compromiso personal de servicio al pueblo y entendió su lealtad al país como algo indeleble. Y así lo ha demostrado durante su largo reinado, no siempre exitoso. Pero si hay algo digno de encomio en ese compromiso es su optimismo cuando, a sus casi 96 años, finaliza la carta con el deseo de continuar sirviéndoles con todo su corazón. Dios salve a la Reina.

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