Alas de mariposa

Ghosting. El desaparecer de los cobardes

Ghosting, de nuevo el inglés, que todo lo embellece. El ghosting es el dudoso arte de desaparecer sin dar una explicación, de forma totalmente inesperada y, a menudo, sin dejar rastro.

Hay quien culpa a las redes sociales de esta vergonzosa actitud de algunas personas. Se piensa que se están banalizando tanto las relaciones afectivas y emocionales, de todo tipo, que basta con quitarse de en medio y si te he visto, ya no me acuerdo. La verdad es que la tecnología ayuda y mucho, pero este "desaparecer de los cobardes", - permítanme que lo llame así -, no es nada nuevo. Era el "ir a por tabaco y no volvió" del siglo XX.

Tal vez lo llamemos ghosting para que parezca menos perverso, porque esta forma de acabar con una relación de pareja, de amistad o incluso profesional es, en sí misma, una tremenda cobardía, una gran humillación, una falta de empatía total, una desigualdad tan brutal que ya se habla en psicología de víctimas y verdugos. Lógicamente, cuanto más estrecha es la relación emocional, más es el dolor que provoca y mayores sus secuelas. No solo deja rota a la otra persona, sino que no le permite la oportunidad de hacer preguntas que le ayuden a procesar emocionalmente esta experiencia y, por tanto, la posibilidad de elaborar su duelo.

La persona que lo sufre queda indefensa y sumida en la incertidumbre. Primero siente preocupación por el otro. Después aparecen la culpa, la desconfianza hacia los demás, el sentimiento de fracaso, de abandono, la tristeza y un dolor profundo que puede desembocar en depresión.

El "desaparecer de los cobardes" es utilizado tanto por hombres como por mujeres, aunque ellas en menor medida. Son sujetos egocéntricos, con escasa o nula inteligencia emocional, miedosos, faltos de empatía y responsabilidad. También se habla de ciertos rasgos psicopáticos.

Hacen de la huida una estrategia de vida para no exponerse. Su propia baja autoestima les lleva a utilizar este método como arma de guerra, para sentirse poderosos, estimular su propio ego y tener sensación de éxito. Hablando claro, no deja de ser una forma de maltrato psicológico, en el que el depredador social juega con la víctima de una manera cruel. Voy a repetir la palabra: MALTRATO.

Si estás sufriendo esta situación, no esperes su llamada. Tienes que reconstruirte. Pide ayuda. ¿Realmente quieres un depredador o una depredadora en tu vida? Créeme. No te merece. Nunca te mereció. Nunca.

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