Especie invasora, especie política

Redescubrir nuestra condición de especie en equilibrio con otros seres vivos, para salvarnos

Desde el año 1992 científicos de todo el mundo vienen lanzando mensajes a la humanidad sobre los efectos irreversibles que sobre la naturaleza tiene la actividad humana. En el año 2017 más de 15.000 científicos firmaron una carta denominada: "Advertencia de los científicos del mundo a la Humanidad: un segundo aviso", donde volvieron a incidir sobre la necesidad de tomar medidas inaplazables en todos los ámbitos de las relaciones socioeconómicas; no hicimos caso. En estos días veraniegos y desde ese mismo foro vuelven a la carga, y ahora nos advierten de los efectos perniciosos que más de 18000 especies invasoras pueden tener sobre nuestros ecosistemas; hablan de animales, plantas y microorganismos, como por ejemplo el apocalíptico virus SARS-2, que en definitiva es un microorganismo sacado de su hábitat de forma caprichosa.

Es el ser humano quien mueve seres vivos por antojo, y quien por la acción directa de su estilo de vida ha roto las fronteras que los contienen en sus hábitats. Somos nosotros sin lugar a dudas la auténtica especie invasora, teóricamente el mayor y único problema para nuestra naturaleza; pero desde esa perspectiva realmente antropofóbica acotamos mucho la solución, sólo necesitaríamos focalizarnos hacia nuestras conciencias, redescubrir nuestra condición de especie en equilibrio con otros seres vivos, para salvarnos. Es cierto que somos hegemónicos para alterar ecosistemas, pero también lo es que tenemos una capacidad formidable para revertir procesos en poco tiempo. Somos el problema y la solución, el invasor y el salvador, una dicotomía que nos sustrae de nuestra propia casa, el mundo, y que nos empuja a la solución política, la única que puede marcar el camino para salir del embrollo, para evitar el colapso. La verdad científica nos está hablando para avisarnos del riesgo que vivimos, pero no es un problema científico el que tenemos.

Nuestro compromiso político debe ser más importante que nunca, organizarnos para lograr objetivos aparentemente inabordables. "Lo común" debe formar parte de nuestros debates, de nuestra cultura, de nuestra ética, y dentro de lo común está la naturaleza. La política es la única vía para alcanzar la libertad, es la única manera de dejar de ser especie invasora, y la única forma de enfrentar los retos colectivos que nos apremian.

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