La verdad es, que, a fuer de ser sinceros, debemos reconocer que ZPedro es un "artista". Lo mismo exhuma a Franco-Bahamonde no Pardo, el que se pone de perfil para no asumir responsabilidades legales - con toda la escenografía propagandística que tanto le gusta y a la que tanto le debe que asiste, impávido a la demonización interna de Felipe González, con amenazas veladas de expulsión y de ser investigado, mientras es la oposición quien lo defiende. Claro que pueden echarlo porque, ciertamente, éste de hoy no es el PSOE conocido, lo cual, debe plantearle problemas existenciales de pertenencia a los verdaderos socialdemócratas -lo que son desde 1979- pero no a aquellos socialistas radicales que no quieren pasar el frío correspondiente a las lejanías del poder, también a los que rinden culto a los caudillos admirados por sus dotes para encontrar siempre un culpable de sus errores, aunque sea por la vía de no decir casi nunca la verdad, que es la antesala de los modelos totalitarios.

Hay que ser muy autosuficiente, por mucho apoyo mediático y propagandístico que se tenga, para sin un mínimo atisbo de pudro hacer lo que hace y decir lo que dice, además de cómo lo plantea. Cuando apela a la unidad, lo que pide es sumisión, arremete contra la crítica o el desacuerdo, acusando de crispación; el plagio o las referencias inexistentes para argumentar sus discursos, no le producen ningún recato de exposición ni vergüenza, aunque le demuestren la falsedad… lo mismo "hiberna" la economía que tres meses después, "congela" la contabilización de los fallecidos durante la pandemia.

Y, sobre todo, no hay errores ni fallos en la gestión de la pandemia, no sé cuánto espacio necesitaríamos para describirlos, incluida la intencionalidad política, con un estado de excepción disfrazado que posibilitaba una "patente de corso" para obstaculizar el control de su acción gubernativa.

Piden, responsabilidad ciudadana para evitar rebrotes cuando han enseñado un ambiente de feliz confinamiento y ocultado imágenes fundamentales de la dimensión de la tragedia y, ahora, personaliza en su gestión el número de "vidas salvadas", ¿cuántas más habría logrado de haber tomado a tiempo las decisiones adecuadas?, vaya "fantasmada". ¿Cómo las ha calculado? No sabe los fallecidos, con qué crédito presume de los vivos per es que también "ha salvado un millón de empleos", cuando el ritmo de destrucción ha sido diez veces superior al de la UE.

En fin, gracias por "salvarme" soy de la población vulnerable y seguro que, tras oírle, alguna de sus ministras le habrá dicho: ¡Enhorabuena, tío!

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