La otra orilla

GONZALO REVILLA PARODY

Despropósito

Es un terrible abismo que se abre entre los que acumulan fortunas y los que no alcanzan para poner comida en la mesa

Dice que le gustaría que tuviéramos mesas más largas. Que su ilusión es alimentar al mundo. Es Jose Andrés, un cocinero que se ha hecho famoso por su empeño en poner una olla de comida en cualquier rincón del planeta donde haga falta. Es un buen tipo: tozudo e influyente. ¿Cuántos cocineros como él harían falta para hacer realidad su sueño de alimentar al mundo? Porque el problema no es que no hay ollas suficientes, y que millones de personas estén pasando hambre. El problema es que hay un puñado de tipejos que están robando las ollas del resto, que están robando los alimentos que se iban a cocinar. No es que falten buenas personas para hacer de este mundo un lugar amable y vivible. Es que sobran unos cientos de malnacidos que se empeñan en torcerlo todo.

El último informe de Oxfam es demoledor. Y dice lo mismo de siempre: acumulación de cada vez más riqueza en cada vez menos manos. Pero el contexto lo hace, esta vez, especialmente crudo. Porque hemos pasado por una pandemia mundial que nos ha obligado a poner lo mejor de cada uno en juego: gente haciendo mascarillas, inventando respiradores, haciendo horas extras en hospitales, repartidores de comida, aplausos, vecinos que se convertían en cuidadores, millones de gestos de millones de personas buenas haciendo lo que se debe hacer: comportarse con humanidad.

Y en ese contexto resulta que los multimillonarios se iban multiplicando a lo ancho de todo el planeta, curiosamente en sectores como la energía o la alimentación. A un ritmo de uno por día… Es decir: surgían de la crisis como una seta de la humedad. Así, la riqueza acumulada de los milmillonarios ha crecido en los últimos 24 meses como lo hizo en los 23 años anteriores. Un despropósito absoluto. Porque enfrente resulta en un día caen en la miseria un millón de personas… Así que cuando acabe este día tendremos en este planeta absurdo un milmillonario más y mil millones más de personas en extrema pobreza.

Es un abismo, un terrible abismo que se abre entre los que acumulan indecentes fortunas y los que no alcanzan a poner un plato de comida en la mesa. Un abismo cada día más grande. Y una indiferencia cada vez más lacerante. Porque el tamaño de este despropósito es de tal tamaño que la gente de a pie, las personas comunes como usted y como yo, no alcanzamos a encontrar ni la rabia suficiente, ni las fuerzas suficientes como para enfrentarnos a todo eso. Sólo tenemos una opción.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios