José Luis Leandro Rodríguez

Despedida a un entrañable compañero y amigo

LOS Ingenieros Técnicos de Minas estamos de luto. Don Antonio Martín Muñoz nos ha dejado hace unos días.

Antonio era una gran persona a la que todo nuestro colectivo apreciaba. Miembro fundador del Colegio allá por la década de los cincuenta, tras pasar por varios puestos en la Junta, fue presidente y después de un corto periodo pasó a secretario, cargo que desempeñó con especial dedicación prácticamente durante tres décadas.

Muy pocos son los compañeros que a lo largo de su vida profesional no tuvieron que ser atendidos en algún momento por él, miles han sido los sabios consejos que han salido de su antiguo despacho de la Gran Vía onubense, abierto siempre de par en par para todo el que necesitara de su intervención.

Conciliador, intermediario en disputas, maestro del dialogo y sobre todo amigo de todos. Sin desmerecer a nadie, podemos asegurar que Antonio era el eje sobre el que gravitaban todos los asuntos colegiales. Para casi todos nosotros, el Colegio durante muchos años fue él, su alma máter y referencia en todo el territorio nacional, de tal modo que todavía son muchos los compañeros de otras latitudes que cuando decimos que representamos al Colegio de Huelva en algún foro, nos siguen preguntado por él y eso que hacía más de quince años que dejó de ostentar cargo alguno.

De todos modos, nunca abandonó el Colegio, fue siempre su segundo hogar, acudía a todos los actos que se organizaban y participaba activamente en las asambleas generales opinando y criticando, dentro de casa, lo que no le parecía correcto, en definitiva un ejemplo para todos.

Hasta unos días antes del fatal desenlace, se acercaba a diario a nuestra sede social junto a otros compañeros veteranos a disfrutar de la mañana, charlar con los amigos, dar un vistazo a la prensa, jugar su partida de dominó y tomarse su vasito de vino, en lo que él bautizó y quedará para la posteridad como "La Bodeguita" del Colegio.

Pido ahora disculpas si escribo en primera persona, pero no tengo más remedio que expresar aquí mi profunda admiración por Antonio al que conocí como profesor de Metalurgia allá por el año 1975; poco tiempo después, ya como colegiado tuvo siempre palabras de ánimo conmigo mientras preparaba oposiciones, ayudándome a encontrar mucha de la documentación que necesité. Convencido de que las superaría, fue una de las personas que más se alegró cuando empecé a trabajar para la Administración minera. Siempre pendiente de mi trayectoria profesional, se sentía muy orgulloso de su antiguo alumno.

Hace unos pocos años, destinado ya en Huelva, cuando unos cuantos compañeros en una reunión informal sugirieron que podría ser candidato a la Junta de Gobierno, acudí inmediatamente a su consejo, me animó como nadie, disipó mis dudas y prácticamente me obligó a que me presentara considerándolo como un deber inexcusable y como un compromiso con su propia persona.

En los últimos tiempos cada vez que nos cruzábamos por los alrededores de la Plaza Quintero Báez, próxima a nuestros respectivos domicilios, siempre me decía con esa complicidad de maestro a discípulo ¿Presidente, todo bajo control?

A lo que le respondía "todo bajo control" y a continuación aprovechaba para consultarle algún asunto para que, con su proverbial dominio de los temas colegiales, me diera su segura acertada opinión.

Esto no es un panegírico al uso, a una persona fallecida, ya que los que tuvimos el honor de compartir su amistad, su cariño y su ayuda, en vida se lo agradecimos, por tanto se marchó conociendo todas estas cosas que ahora escribimos para su publicación a modo de pequeño homenaje póstumo.

Para terminar estoy seguro que nuestra patrona Santa Bárbara le estará esperando con los brazos abiertos para que allí donde esté, organice algo con la ayuda de su amigo Ignacio Martín y de los compañeros que se marcharon antes que él.

Hasta siempre Maestro.

stats