La otra orilla

ÁNGELES PASTOR

David contra el monstruo

Justo en la semana grande del consumo la alcaldesa de Barcelona va y se enzarza en un rifirrafe contra Amazon, animando a boicotear a la plataforma y a comprar en el pequeño comercio. La respuesta escandalizada de ciertos medios y de la propia multinacional revela el tamaño del callo que se ha atrevido a pisar Ada Colau: desde incoherente hasta comunista radical, la han llamado de todo. Pero no debe ser cosa ideológica esto, porque Colau sigue el camino que ya habían abierto la alcaldesa de París, socialista ella, o Bachelot, ministra francesa no precisamente de izquierdas. La pandemia, además de multiplicar el crecimiento y las ganancias de Amazon, ha acelerado un proceso tóxico ante el que no cabe la ignorancia. Por eso aumentan también las llamadas a abrir un debate serio que genere alternativas.

La realidad es que Amazon se beneficia de esta terrible crisis sin que sus ganancias reviertan en la sociedad, ni siquiera a modo de cierta responsabilidad corporativa. Conviene saber, por ejemplo, que por cada empleo que crea se pierden dos en el comercio local; por cada euro que ayuda a ganar a las pymes, recopila información confidencial para competir contra esas mismas pymes lanzando productos similares; los sueldos bajos y puestos precarios son la seña de identidad de sus trabajadores; el impacto medioambiental de su modelo de compra es siete veces mayor que el de la compra física; y para colmo, los impuestos que paga son de risa gracias a una política fiscal inoperante y a una facturación ficticia: el año pasado, su tributación en España no llegó ni al 1% de sus ganancias (y aquí, que cada lector compare con lo que paga él).

Puede que hayamos llegado a este último párrafo con cierto grado de indignación, y puede que antes de que acabe el día no nos resistamos a la comodidad de comprar desde el sofá o al entretenimiento del Prime vídeo. Así somos, es cierto. Pero comienzan a oírse voces plurales que nos hacen de espejo, que nos colocan frente a una verdad incómoda pero devastadora. Ya no es que Jeff Bezos se haya convertido en el hombre más rico del mundo gracias a todos y cada uno de nosotros. Es que Amazon, y otras empresas de todos conocidas, ostentan el poder de decidir lo que pasa con nuestra vida. Para que no sea así el primer paso es comprender qué ocurre cada vez que pinchamos el botón de comprar ya. Ese botón del consumo consciente es la piedra de David contra el monstruo .

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