Hacía mucho que nos veíamos, me dijo ella. Tenía claro el evento donde nos encontramos por última vez, pero haciendo recuento, nos trasladábamos a unos cinco años atrás. Casi nada. La cuestión es que no me daba esa impresión porque el contacto no había cesado en ese lapso. Yo había seguido disfrutando de su fotografía artística, de las exposiciones que había realizado, de las portadas de la editorial InLimbo y de la difusión que realizaba por Instagram. La cultura mantiene un extraño contacto comunicativo, por eso no había dejado de dialogar con Pilar Lozano con cada imagen suya. Me ha gritado y hemos discutido, tanto como abrazarnos, aunque ella no estuviera directamente presente. La última vez como integrante en la exposición Feminario que puede visitarse en la Sala de la Provincia de la Diputación de Huelva. Me pasa igual con Wild Welva, Seba, con su arte callejero estampado por los rincones de la ciudad. Precisamente estaba conversando con Davinia Román, una gestora cultural capaz de poner en marcha proyectos bellos, enorme esfuerzo mediante y con el impulso latente.

Pude saludar a Grafishart, Lorenzo, a quien no veía desde navidades en la Casa Colón mientras nos acogía en la muestra de Grafistas Onubenses, parte del equipo que lleva años organizándola. Con él también diálogo cuando veo alguna de sus pegatinas en alguna intersección. Tuve una de ellas adornando mi anterior agenda y este año mi Moleskine es bastante más sosa. También saludé a Marcos Gualda, a quien me unió la literatura y que ahora se ha pasado a la palabra cinematográfica, con el éxito de "Las Américas'84", y ahora con el cortometraje "Coleccionismo" ya recibiendo galardones y con un documental recién estrenado, "Senegal, un sueño de ida y vuelta". Estaba Rafa Pérez-Rabino, que lo mismo te canta que te edita un libro en su Niebla. Me alegró avistar a Inés Romero, codirectora del documental “Generación Jarcha”, parte del grupo, y comunicadora, aunque para mí será siempre mi vecina. Me quedé con las ganas de saludarla, como a otros. Hay tantos libros ilustrados por Ana Baldallo que no sabría con cuál quedarme, y mis hijos tampoco. El ojo de cíclope fotogénico de Lirian Ruciero, parte de Foturistas. La electrónica de Pirámida, Rocío, y el arte digital de Ich Bin Mupi. Y tanta gente que no vería. Todos en Huelva, como un panal invisible, cada cual haciendo miel a su modo, y estaban allí, en el Gran Teatro, atraídos por el néctar de la belleza, deleitándonos con el directo de Bronquio y Rocío Márquez.

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