Papas con chocos

Chungaleta

Crónica del Real

Me aflora el recuerdo de cuando estabas en la cola de la Alameda y por “tus pintas” sabías que te ibas para casa De éxito en éxito por Huelva

Una de las casetas de la Feria del Caballo

Una de las casetas de la Feria del Caballo / Clara Carrasco

Y de repente, por fin tengo suerte y aparco. Cruzo un paso de peatones impropio de mi Huelva, porque para sorpresa del tráfico, de la nada, y ante mi presencia, se ilumina. Me invita a cruzar la carretera y enfilar así el paseíllo hacia El Real... Por un momento pienso, me veo, y a la misma vez dudo, si voy a entrar por calle Vetalengua o por el mismísimo Barrio de las Gallinas; si he quedado en Los Remedios, o si me encuentro con choqueros por el mundo que emigraron a Dubai y han creado una romería laica. Allí se canta a todo, al Rocío, a Triana, se termina una sevillana de siempre de Marismeños, arranca, una bachata y se vuelve a la Salve Rociera... Se bebe (perdón, se hidratan) y se pasa bien, y no preguntes el por qué.

Las bases del vestuario parece que no estaban claras y había mucha diversidad. Algo que hoy, por cierto, está muy a la orden del día. Predominando el patrico, la tendencia parece ser que la marcan las guayaberas de entretiempo, castellanos, traje y corbata, con pañuelo y gemelos, por supuesto. Luciendo moreno de Canaleta aún, ellas con mucho fular, mantones (pues la humedad en la zona es alta), mucho brillo, mucha lentejuela, pero todo perfectamente ensamblado con una elegancia suprema.

Yo, neófito en el sarao, me encontraba desubicado. No lo veo claro y me pido el BAR, a la vez que me aflora el recuerdo de cuando estabas en la cola de la Alameda y por “tus pintas” sabías que te ibas para casa porque no te iban a dejar entrar. Pero no desisto. Deambulando por calle Martirio y calle Niño Miguel, contemplo casetas con servicio de catering, mucho champán ¡y hasta con wifi! Ante el gentío de la Noche del Choquito, me vi envuelto en una marea humana de personas y terminé en Tirititrán, magnífica caseta. En el interior automáticamente pasé a verme en la barra libre de una boda, pero es que allí tampoco había novios. Un despropósito. Todavía a la hora de despedirme, me dice uno que a qué hora quedábamos para la última de abono, que torea Morante. ¡Arte! En fin, gracias a Tirititrán por acogerme, y por todo esto a la excelentísima Corporación.

Como consejo, respiren y retomen fuerzas en noviembre para poder despedir el año y disfrutar algo durante las fiestas navideñas, pues todo no va a ser trabajar. Al ritmo que van, algunos van a llegar muy quemados. Y es que gobernar es muy duro y el ritmo auto impuesto es agotador. Así no se puede. Sin que se dé cuenta nadie, en agosto ha sido Colombinas, por septiembre fue La Cinta, y ahora en octubre, esto… Normal que tengamos que andar reordenando deuda. ¡No nos da el presupuesto para tanto cachondeo!

¡¡¡¡Vámono, mi gente buena!!!!

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