Vivimos en un país de colectas. La Iglesia católica nos ha acostumbrado a recaudar dinero, da igual si es para la paz, para las misiones, los enfermos o las vocaciones… Donde hay una iglesia, hay una cesta recaudatoria. Se hacen colectas para cubrir gastos desde la construcción de una iglesia al recaudo de juguetes, de alimentos o de objetos para ser sorteados posteriormente.

Tan arraigado está este hábito socialmente que, como no podía ser de otra manera, el auge del crowdfunding va en ascenso como forma de financiar proyectos a partir de donaciones. Por todo ello, no es sorprendente que haya calado hasta en la esencia misma de la democracia, porque lo que era un sistema de gobierno participativo en el que todos disfrutan de los mismos derechos, está derivando en una modalidad más de colecta. Lo que en un principio fue una forma de consulta a partir de la exposición de las ideas de los diferentes grupos políticos, ha dado un giro estrambótico. Como ahora lo que interesa es conseguir votos, cada partido muestra las ideas que más votos consiga recaudar.

El affaire del Recre, sin ir más lejos, puede servir de ejemplo. El PSOE, partido mayoritario en el Ayuntamiento de Huelva, habrá hecho sus cuentas y comprobado el número de votos que perdería si no le da al club el dinero necesario, decide darle los millones que haga falta, a costa de la ruina de los barrios, de los servicios sociales y de lo que sea, porque los partidos existen para recaudar votos. Que no nos cuenten historias de que es un Bien de Interés Cultural, porque también lo es Villa Rosa y ahí sigue en el Conquero, en medio de basuras y habitada por indigentes. Olvidemos ideologías y arrinconemos nuestra filosofía y doctrina, porque esto es una caza de votos ¿Que viene Vox con la cabeza alta renegando de las autonomías? No pasa nada. Al día siguiente, se sienta en el Parlamento andaluz al que ayer denunció. Rajoy prometió no subir los impuestos y fue lo primero que hizo en su último Gobierno. Rivera anunció no apoyar ni a Rajoy ni a Sánchez y lo hizo con los dos…

¡Cuántas cartas no habrán recibido los Reyes Magos pidiéndoles votos y más votos! Porque la cuestión no es la ética ni la moral, lo importante es reunir votos, pero ¡ojo! no para hacer posibles las ideas, son las ideas las que cambian para conseguir áquellos. El medio se ha convertido en fin, a cualquier precio, olvidando a Aristóteles: "No investigamos para saber qué es la virtud, sino para ser buenos".

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