Es conocido de muchos y sobre todo veteranos lectores de nuestro periódico mi amor por el cine, pasión arraigada desde niño, cuyas circunstancias, diría que familiares, permitieron mi presencia en las salas cinematográficas incluso en sesiones que no eran toleradas para menores, dicho con la expresión de la época. Trasgresión de la que no me arrepiento sino todo lo contrario. Años más tarde, allá por los 60, inicié la crítica de cine en Radio Popular, la Cope de entonces, que simultaneé después en el diario Odiel para continuar en Huelva Información, cuando este periódico inició su andadura en la comunicación onubense. La dejé hace unos dos años después de más de cinco décadas practicando este trabajo. Tan prolongado ejercicio, más el dedicado al Festival de Cine Iberoamericano desde su fundación hasta muy avanzados los 90, me han permitido una larga vivencia cinematográfica.

El cine de verano, una tradición tan nuestra, tan andaluza, para celebrar con el Séptimo Arte estas incomparables noches veraniegas de nuestra tierra, también lo ha sido. Un entrañable amigo y compañero tuvo una de estas salas al aire libre, que es otro recuerdo imborrable. Pero he aquí que la experiencia este verano, irregular de Mazagón, no ha tenido tan buenos resultados. Hace días se informaba que los vecinos del entorno del colegio El Faro, donde se realizan las proyecciones, y concretamente de la calle Bogotá, pedían que "se limite la actividad" de este cine de verano, que estiman "nociva para la salud" al estar la pantalla a unos metros de su casa, lo que durante esas sesiones les impide el descanso, el sosiego y la lógica tranquilidad del hogar, teniendo que cerrar puertas y ventanas. En la denuncia se concreta que el Ayuntamiento de Moguer incumple "las ordenanzas de Medio Ambiente, porque hay que comunicar estas actividades previamente a los vecinos" y no les han pedido permiso.

Bien está la divulgación del cine y su actividad en esta modalidad veraniega, un beneficio cultural y recreativo para quienes disfrutan de esta deliciosa playa de Mazagón, que compartimos desde hace ya muchísimos años, pero tal función de entretenimiento y diversión debe ser compatible con el descanso y solaz de los vecinos y no provocar todo lo contrario que va en "detrimento de su salud y bienestar". No sólo debió contarse con la anuencia de los perjudicados sino también realizar "el correspondiente estudio medioambiental y dar conocimiento público de dicha pretensión". En Mazagón el cine ahora como su feria del mes de Agosto, se realizan en pleno centro urbano con las consiguientes molestias para vecinos que trabajan y madrugan y en general tienen derecho a su descanso. En tiempos se habló de un recinto ferial que, como tantas otras cosas, se ha olvidado. La Mancomunidad debiera decidirse por ello y evitar que se repitan el próximo verano.

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