La manifestación del 8-M no debió celebrarse porque sabido era que esas miles de personas, reclamando unos derechos que ya poseen y que lo que realmente querían era hacer política de izquierda, abarcando calles y calles en toda España, lo único que podía traer era un contagio masivo del coronavirus, como así se ha demostrado cuando se le ha diagnosticado la enfermedad a casi toda la cabecera de dicha manifestación. La culpa la tiene el actual Gobierno, por supuesto".

"Es indignante y fatídica la situación en la que trabajan los sanitarios en la mayor parte de España, sin material y en condiciones precarias poniendo en juego incluso su supervivencia. Todo ello porque el Gobierno se niega a pagar material sanitario, porque se gastan el dinero en material innecesario y porque las compran en las tiendas de los chinos de barrio españolas, sin homologar y para ahorrarse dinero".

Sabido es que ha llegado el momento crucial, el esperado, el que da la luz que necesita tanta penumbra. No, no es que haya llegado el papel higiénico a los supermercados, es un hecho casi tan necesario y esencial; ha aparecido el personaje más anhelado, el más deseado y mejor vidente: señoras y señores, el Capitán Aposteriori. Para quien no le conozca debe saber que el Capitán Aposteriori es un héroe animado, capaz de vislumbrar con intuición y de oler el futuro, pero no solamente lo que ocurrirá, sino que detecta las razones por las que ocurre cualquier acontecimiento (por eso triunfa en cada aventura en la que se implica en la serie South Park).

¿Quién iba a decírnoslo? ¿Cómo imaginarlo? ¡Qué suerte tenemos! España entera, señoras y señores, se ha llenado de Capitanes Aposteriori. En cualquier chat o red social que se precie habrá un Capitán Aposteriori que les explicará, con todo lujo de detalles, no ya porqué se ha extendido el virus en nuestro país, sino por qué entró, qué lo cura, qué lo empeora... Diríjanse a cualquiera de los Capitanes que van surgiendo cada día, porque les explicarán, con detalles, por qué hay hospitales que se han quedado sin mascarillas o guantes. Y no sólo eso, los Capitanes Aposteriori españoles van más allá: son capaces de describir las ambulancias (inexistentes, como después se ha demostrado) que tenían Iglesias y Montero en la puerta de su chalet y con su visión futurista, saben cómo la cocaína mata al virus. Un héroe así merece cantarle "jamás lo vi mirar al miedo con tanto coraje o ganar una partida tan salvaje" (A. Orozco).

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