La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Biden, el Papa y el aborto

La oposición trumpista refuerza sus argumentos y la real o aparente división de la Iglesia les favorece

En junio de 2021 los obispos estadounidenses aprobaron por 168 votos a favor y 55 en contra la elaboración de un documento que establecería las condiciones y requisitos bajo los que los políticos que apoyan el aborto pueden recibir la comunión, decisión que afectaba al presidente Biden, creyente practicante y defensor del aborto. Preguntado por ello, el Papa afirmó: “El aborto es más que un problema, es un homicidio. Sin medias palabras: quien realiza un aborto, mata ¿Es correcto matar una vida humana para resolver un problema? ¿Es correcto contratar a un sicario para resolver un problema? Por eso la Iglesia es tan dura con este tema, porque si acepta esto es como aceptar el homicidio cotidiano”. Pero también se distanció del episcopado estadounidense afirmando que “a veces los obispos no se comportan como pastores, sino que se inclinan a la política” y que “la comunión no es un premio para los perfectos, es un don, es un regalo”.

Desde entonces Biden se defiende argumentando que su fe es una cuestión privada y que el Papa no apoya la postura de los obispos; mientras Francisco, sin dejar de condenar el aborto –“los datos científicos comprueban que, al mes de la concepción, ya está el ADN del feto y alineados los órganos. Hay vida humana. ¿Es justo eliminar una vida humana?”–, deja la cuestión de Biden a “su conciencia” recomendándole “que hable con su pastor sobre esa incoherencia”. Muy casuístico (“aplicación de los principios morales a los casos concretos de las acciones humanas”), pero también confuso.

La cuestión vuelve a aflorar tras un discurso en el que Biden ha colocado el aborto en el centro de su campaña electoral, acusando a sus oponentes de extremistas peligrosos que lo consideran un crimen (olvidando que el Papa lo llama “homicidio”), apoyado por Kamala Harris: “Estamos luchando por algunos de los principios más importantes sobre los que se fundó nuestra nación. Luchamos por la libertad para tomar decisiones sobre nuestra propia vida, sobre nuestro propio cuerpo”.

A estas alturas no sirve de nada repetir que el aborto no es una decisión sobre el propio cuerpo, sino sobre otro al que se mata, y que la libertad reproductiva la garantizan los anticonceptivos. Han ganado ellos. Que sean los republicanos más reaccionarios y trumpistas quienes se les oponen refuerza sus argumentos. Y la real o aparente división de la Iglesia, como demuestra el caso Biden, les favorece.

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