PUES sí, Miércoles de Ceniza, Cuaresma. "Conviértete y cree en el Evangelio...". Y ante ésta fórmula, donde la Santa Madre Iglesia nos invita a redimir nuestras faltas, a éste cofrade que una vez más se asoma desde su lejanía a toda su tierra y a todo aquel que leerlo quiera, hace una reflexión desde su modesto saber y entender, pero con un deseo para todos aquellos que vivimos con intensidad y amor nuestra Semana Santa:

Convirtámonos una vez más en esos niños que fuimos y con su ilusión y si me apuran con su inocencia, creamos en una Semana Mayor plena, fresca y gratificante. Donde podamos disfrutar de nuestras cofradías con la alegría de aquellos que abren la senda palmera en mano cada Domingo de Ramos allá por el Barrio Alto. Convirtámonos otra vez en esos abnegados cofrades que con su altura de miras, hacen, viven y luchan día a día por aquello que copa nuestros sentimientos y creamos en ellos a pies juntillas, sabedores de que a golpe de amor y muchos sinsabores han construido esto que hoy depositan en nuestras manos y que con mimo y Fe hemos de continuar para legado de generaciones venideras.

Convirtámonos en garantes de esas benditas tradiciones que nos han inculcado y creamos en ellas y practiquemos aquello que se nos enseñó para mayor honor y gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Convirtámonos en hombres de Iglesia y creamos firmemente en ella, siempre a su lado. Seamos hombres a la vanguardia de nuestras creencias y no perdamos el norte en nimiedades que nos desvíen del camino verdadero. Convirtámonos en esta Cuaresma recién nacida en gente de bien, cada uno allá donde su cofradía le depare y creamos que la Semana Santa somos y la hacemos todos, que no falte nadie… El costalero que se convierta en hombre fiel y abnegado y que crea que Su Cristo y su Virgen bendecirán su trabajo con creces, por amor. El nazareno que se convierta en dador de luz y testimonio y que crea firmemente en su labor y en aquello que es principal motivo de nuestro existir, la Protestación Pública de nuestra Fe. El oficial de gobierno que se convierta en aquel que regenta y vela por el buen discurrir de la vida de su hermandad y crea que toda su dedicación y esfuerzo nunca ha de caer en saco roto a pesar del desfallecer lógico en algunas ocasiones. Y, por último que nuestra ciudad se convierta en una Jerusalén rebosante de fe y alabanzas a nuestro Señor, que sus calles sean albergue constante de sentimientos, que sus esquinas sean deleite puro para nuestros sentidos y sobre todo que crea, que tal y como él lo dejo dicho, una vez más '.

Feliz Cuaresma a todos los cofrades y que Jesús Nazareno en su bendita providencia nos bendiga e ilumine la senda que nos ha de llevar a su Pasión, Muerte y Gloriosa Resurrección. Convirtámonos y creamos en ello.