'Las otras'

"La tremenda soledad de sentir que, simplemente, son 'las otras', el plan cuando no hay plan"

Muchas no saben cómo llegaron a esa situación. En el menos malo de los casos, se enamoraron del hombre equivocado. El hombre equivocado se enamoró de ellas, cuando no podían/no debían. A partir de ahí, citas a escondidas, relojes densos a los que siempre les suena la alarma. Ausencias… Ausencias de fin de semana y de días de diario. Mensajes de texto que no sustituyen jamás el calor de un abrazo ni la sensación placentera y necesaria de sentirse únicas para alguien. La prohibición impuesta de llamadas de teléfono. Esperar y esperar migajas de amor. Alimentarse de ellas con la fantasía de que, tal vez mañana, tengan un festín sobre sus platos y sus cuerpos.

Promesas de divorcio nunca cumplidas. Sueños de maletas que nunca se llenarán de "por si acasos". Besos interrumpidos por la realidad más feroz. Maternidad que nunca llegará a ser. Espejismos. Ellas mismas son espejismos. Se convirtieron para ellos en un oasis, en medio de un desierto, que les deja siempre la boca seca y con un puñado de arena que no pueden tragar. Vómitos sin manos en la frente. Llantos sin que nadie les ofrezca un pañuelo ni un pecho sobre el que puedan desahogarse. La tremenda soledad de sentir que, simplemente, son "las otras", el plan cuando no hay plan.

Y la culpa. La culpa de sentir que están traicionando a otra mujer, la legal, la que pasea de la mano con él, a la que no miran por vergüenza. La sensación de que están traicionándose también a ellas mismas. Las mentiras del amante que van creciendo sobre la espalda de la otra, cada vez más farragosas, cada vez más infames. La certeza de que dan mucho más de lo que están recibiendo y el convencimiento de que siempre será así. Y, mezclado con todo esto, el amor. El amor al que no deben de amar. El amor sucio y consentido. El amor sin sentido.

"Eres el amor de mi vida, pero…"

"Pero…", la palabra más puta, la palabra que te sube al columpio y luego te empuja a traición, para que te destroces la cara contra el suelo. La palabra que niega todo lo anterior. El papel de regalo hueco, vacío, como se quedan sus corazones cuando ellos se van a sus casas, con sus familias, con aquellos a los que las otras nunca conocerán.

Tengo el convencimiento de que ninguna "otra" quiere serlo. Y ya me conocéis: en la lucha de David contra Goliat, siempre iré del bando de David. (1ª parte).

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