Visiones desde el Sur

Apoplético (I)

Los incendios, nevadas o inundaciones son avisos más que suficientes para que se tomen medidas

Mientras que las condiciones medioambientales siguen escalando de forma vertiginosa en su graduación de peligrosidad para la vida humana, aumentando un desequilibrio cada vez más manifiesto en el planeta -y esto no son augurios de oráculo alguno, ya que las estamos viendo fluctuar de manera alarmante-, los gobiernos siguen anclados en el pretérito; vamos, queriendo retornar no sabemos cómo, a la estabilidad económica anterior a la crisis de 2008 y a la producida por la pandemia, ocurra lo que deba ocurrir en el territorio que hollamos. Y eso no es posible.

Veamos si somos capaces de centrar el debate y separar el grano de la paja y del verbo fácil y embaucador de los mercaderes, que, por otro lado, son los que nos han traído hasta aquí, a la situación que padecemos, y que, como dije, lleva camino de destruir el solar en que nos desarrollamos como seres inteligentes y se supone que más o menos racionales.

Los espectaculares incendios que vemos acá y acullá, las intensas e irregulares nevadas, la licuefacción de los glaciares, el derretimiento de los polos, el aumento del nivel del mar, la aparición de pandemias o el acrecentamiento de los movimientos migratorios, debieran ser elementos más que suficientes para que los que están llamados a adoptar las decisiones tomasen cartas en el asunto. Bueno, pues no. Siguen primando los intereses corporativos y los individuales de algunos pájaros de altos vuelos por encima del interés general, quienes parecen haber decidido que lo que les importa es su vida y su bienestar, y a las generaciones venideras que les den. Así, sin empacho alguno. Pero, dejemos estos temas para desarrollos posteriores y vayamos a lo inmediato.

Ayer escuché a la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, hablar sobre la problemática de la factura de la luz en España y debo decir que me quedé apoplético y furibundo, a partes iguales. Vino a decir que como el mercado mayorista es posible que continúe al alza, sería necesario buscar una fórmula para que la parte regulada no tuviera tanta volatilidad. ¿Cómo que sería…? ¿Cuándo? Mientras tanto, los meteorólogos alertan de que, en tres décadas, un verano como este se considerará frío. Para morirse, vamos. De paso, y para darme la puntilla, la coalición IU/Podemos viene a amenazar al gobierno con salir a la calle, para protestar, contra las decisiones de un gobierno del que forman parte. Apoteósico, oigan.

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