Análisis

M. CARMEN CÓRDOBA

Estad en vela

Es necesaria la oración ante el Santísimo y qué mejor lugar que el santuario de la Patrona

Ya es cuarto sábado de Cuaresma, que este año coincide con el comienzo de la celebración de un tiempo jubilar con ocasión del 25 aniversario de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Cinta, que tuvo lugar un 26 de septiembre de 1992, y que se refrendó posteriormente el 14 de junio de 1993, cuando su Santidad Juan Pablo II se arrodillara ante la imagen Chiquita ya coronada. Acontecimientos que marcan un antes y un después en la historia de la ciudad, con el significado que conlleva que un Papa Santo visitara la localidad, que debemos llevar con honor y orgullo.

Esta celebración comenzó ayer viernes a las 18:00 con 24 horas de oración para el Señor, en el mismo santuario cintero. Y, en estos tiempos que corren, de darnos tantos golpes de pecho, de tanto ruido, de tantos dimes y diretes, se nos hace difícil detenernos y escuchar, de meditar, de tener un rato de oración ante el Santísimo. Quisiera pensar, que cuando estas líneas salgan a la luz, el santuario de la Patrona y Protectora de las Cofradías de Huelva, la Virgen Chiquita de la Cinta, haya estado repleto de fieles y cofrades, y no por el quedar bien, por cumplir o por la simple foto, sino por la cercanía que tiene con las hermandades, vinculada a muchas de ellas. Ya en la procesión de 1956, cinco dolorosas recibieron a la Virgen de la Cinta, y, así, podemos verla representada en iconografías de palios, en respiraderos o en piezas de orfebrería. Como también en el mismo santuario, hay un zócalo que representa en sus esquinas la heráldica de las cofradías penitenciales onubenses. Y recordemos que por un acuerdo de la entonces Unión de Cofradías, en el año 1989, quedó refrendado el nombramiento como Patrona y Protectora de las Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Huelva.

Sí, es necesaria la oración ante el Santísimo, y qué mejor lugar que el santuario de nuestra Patrona, un ámbito único y extraordinario, donde podremos alcanzar indulgencia por nuestros errores. Los cofrades no debemos quedarnos dormidos, como les pasó a los discípulos cuando Jesús en el Huerto de los Olivos les pidió que estuvieran despiertos y les dijo: "Me muero de tristeza: quedaos aquí y estad en vela", pero se los encontró dormidos.

Está bien que los cofrades llenemos salones con la exposición y presentación de imágenes nuevas, con pasos de nueva creación, que abarrotemos un ensayo, un concierto de bandas o igualás; no obstante, es necesario meditar, hacer oración, y preguntarnos qué hacemos, porqué estamos aquí, cuál es nuestro papel, porqué nuestros titulares que están todo el año presentes en la parroquia o capilla, no se merecen una visita. Y, hoy en día, en estos tiempos tan complicados, que estamos viviendo acontecimientos inexplicables, que utilizan nuestras creencias por pura demagogia, que las menosprecian e infravaloran, dentro de lo que algunos llaman libertad religiosa y democrática, llegando a hechos irrespetuosos y ofensivos, es el momento de mostrarnos tal como somos, de trasmitir nuestra fe de forma comprometida, de buscar la paz interior, de abrir nuestro corazón, sin mostrarnos débiles, de estar "despiertos" y de anunciar nuestro compromiso como cristianos; igual que cuando el Ángel Gabriel anunció a la Virgen María su maternidad en este día que hoy celebramos, y que mejor forma de mostrar nuestra devoción que postrándonos ante la Virgen de la Cinta velando ante el Santísimo.

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