Análisis

Manuel gómez Marín

La segunda vida de Monteagudo para resucitar al Decano

Ni el más pesimista imaginaba una caída tan espectacular tras soñar con la gloria en junio

Alberto Monteagudo se aferra a su segunda vida en el Decano, una vez eludida la sentencia de una afición paciente sin límites, que ha pasado de la ilusión al pánico. Este tormento produce un sentimiento grande de tristeza que necesita de muchas satisfacciones para compensar tanto castigo. El manchego se siente seguro dentro de un temporal que no amaina y arropado por una plantilla que habla mucho y luego ratifica su inutilidad, que es visible a la hora de la verdad: tú por mí, yo por ti, al final todos terminan señalados y crucificados.

Y como no hay respeto en el colectivo, ya en las gradas pululan los buitres que huelen la caída del técnico. La economía asfixiante del club permite que su contrato duradero ofrezca un extra frente a unos resultados de castigo severo de la ley implacable del fútbol. El consejo riza el rizo marcando una distancia entre lo que piensa y lo que dice por imperativo legal, pero reza para recibir la gracia de que el Recreativo rompa frente al filial sevillista su sequía de triunfos y disfrutar de un instante de relax como impulso de un cambio radical de rumbo. Resistes y vencerás.

Ni el recreativista más pesimista imaginaba una caída tan espectacular después de soñar con la gloria en junio. Igualar la peor racha negativa en las 13 temporadas en Segunda B con menos puntos (4 de 27 por los 6 de 27 de Pavón) es el resguardo firmado de la acción y efecto. No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista, la recuperación mental es la opción más directa para salir indemne de esta congoja que avista el descenso y divisa lejano el playoff.

Un equipo sin instrumentos que no sabe a qué juega y unos jugadores que dicen asumir la lección aprendida tras examen y juicio de su desplome en el campo. Todos los caminos del Recreativo conducen al estadio Jesús Navas para atajar la pesadilla: o resucitas o te hundes en el abismo.

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