El arranque del año 2017 ratifica a un Decano sin avistar cuándo soltar amarras para enfilar su navegación controlada. El papelón del Ayuntamiento es la respuesta a las expectativas de ilusiones creadas por la recremanía, tras la expropiación a Gildoy España, que se sostuvo por la respuesta de los fieles poniendo por delante el corazón, los sentimientos y miles de euros, pero se frena el fervor popular con una situación por explorar jurídicamente en un espacio futbolístico tan tergiversado como es una SAD. El Ayuntamiento ha tenido muchos gestos y estamos a la espera de las gestas.

El problema radica al activar demasiados mensajes en la vorágine populista para quedar bien en todos los sitios regalando oídos de malos hábitos cuando existe una situación encallada: asumir la estrategia propia de la deuda con la AEAT (Hacienda), la auditoría, hoja registral cerrada, pliego de condiciones de venta con justiprecio, el ajuste de los empleados desilusionados tras abandonar la huelga, los avales de un presunto interesado, la Federación Andaluza espera tras pagar la deuda de 700.000 euros con la RFEF... Hasta ahora se busca dinero fiado y adquirir compromisos para endosarlos al atrevido futuro comprador. Un presente realista sub judice.

Y el reto de Pavón es la nota de la permanencia por la confianza depositada. El equipo está acostumbrado a no ganar, nunca llega la reacción definitiva. Más de tres meses fundido ante su afición sin vencer, sin encontrar su cuerpo y alma. Necesita ansias de competir sin miedo y más ambición. Tres mercados invernales negados: el primero costó el descenso a Segunda B con la ruina, un segundo de infarto salvador y el actual hundido en el abismo con la jindama. Lo más fascinante es lo que sostiene la lucha de los efectos de lo inevitable con los efectos de lo evitable. Como todos los días, hoy estamos ante la enésima futura construcción del futuro del Recreativo.